Son víctimas de la clase política que trabaja para las trasnacionales
Miércoles 4 de mayo de 2011, p. 16
El único delito que cometieron los ejidatarios de San Sebastián Bachajón es querer vivir en sus tierras, las tierras de sus abuelos, de sus más remotos antepasados, que ahora quieren ser apropiadas por las multinacionales del dinero y la muerte. Los cinco ejidatarios presos desde el 3 de febrero, así como Patricio Domínguez Vázquez, detenido a mediados de abril en el ejido Monte Redondo del municipio de Frontera Comalapa, son víctimas de la clase política que trabaja para las multinacionales.
“La guerra hoy es por la tierra, por apropiarse de la vida que alberga y reproduce, y para eso los indígenas y campesinos son meros estorbos de los cuales es necesario deshacerse. Desde que el capital decidió que todo es mercancía, no queda ya espacio ni rincón del planeta que pueda librarse de esa ambición.
Para apropiarse de la tierra, desataron lo que los zapatistas denominan cuarta guerra mundial, que en América Latina pasa por expulsar millones de personas de más de 100 millones de hectáreas en disputa. Los grandes proyectos de minería a cielo abierto, monocultivos de caña de azúcar, maíz y soya para producir gasolina, y plantaciones de árboles para fabricar celulosa, están matando la vida y la gente de sur a norte.
En algunos casos, señala,
como le sucedió a Patricio, no sólo son encarcelados sino que les queman sus casas porque en realidad buscan que abandonen su tierra. Esa guerra
lleva sesenta años en Colombia, donde ha permitido que más de cuatro millones de hectáreas
pasaran de los campesinos a los paramilitares, ya que ellos se ofrecen como seguridad de las multinacionales. Una guerra que pretende expulsar campesinos,
más de tres millones en los pasados 20 años, y despejar territorios para la especulación del capital.
En Colombia, los territorios de la guerra coinciden exactamente con los que ambicionan las mineras y los megaproyectos de infraestructura.
el gobierno de Brasil está convirtiendo los ríos amazónicos en fuentes de energía barata para las grandes empresas, con gigantescas represas “en cuya construcción trabajan 10, 15 y hasta 20 mil obreros mal pagados y peor alojados, nuevos esclavos al servicio de gobiernos sumisos al capital, y cuando se rebelan, como sucedió en Jirau (estado de Roraima) en el mes de marzo, son acusados de ‘bandidos’.
desde este rincón del continente, Zibechi se suma a la campaña
por la libertad de los cinco de Bachajón y por Patricio, y expresa que
la solidaridad y la fraternidad entre los pueblos no conoce fronteras, ni puede esperar nada de los arriba ni de las instituciones. Sólo dependemos de nosotros mismos.
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