Pueblo Triqui: es tiempo de resurgir
Armando Martínez Rosales
Si de resistencias hablamos, la del pueblo triqui representa una de las más tenaces y largas del movimiento indígena en México. El pasado abril se cumplieron dos años de los asesinatos de Teresa Bautista y Felícitas Martínez, locutoras de La Voz que Rompe el Silencio, emisora del Municipio Autónomo de San Juan Copala (MASJC), emboscadas en el camino que conduce a La Joya del Mamey, comunidad controlada por el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui ligado al Partido Unidad Popular (MULT-PUP).
También se cumplió el primer aniversario del ataque fatal perpetrado, por paramilitares pertenecientes a la organización priísta Unidad para el Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort), en contra de la primera caravana humanitaria que tenía como objetivo denunciar y documentar el cerco paramilitar impuesto por ambas organizaciones sobre las familias de San Juan Copala –denunciado por el MASJC desde noviembre de 2009– y donde perdieron la vida dos defensores de derechos humanos, Bety Cariño y Jyri Jaakkola.
El MASJC, surgido en enero de 2007, planteó tres ejes fundamentales que coinciden con otras iniciativas de autonomía indígena: 1) establecer un territorio de paz trabajando sin la intervención de cuerpos policiacos estatales o federales, ni militares; 2) organizarse al margen de todos los partidos políticos, y por lo tanto, desconocer y denunciar a las organizaciones triquis ligadas a éstos que han asumido la representatividad del pueblo triqui ante el Congreso Nacional Indígena (CNI) y otros movimientos sociales como La Otra Campaña, siendo diputados y haciendo política desde arriba, y 3) recuperar los marcos jurídicos y políticos propios de los triquis, es decir la Asamblea, el Consejo de Ancianos y las Mayordomías de los barrios, así como conformar una Policía Comunitaria encargada de la seguridad de las comunidades agrupadas en torno al MASJC.
Durante los primeros dos años de autonomía, con los tropiezos y las contradicciones que cualquier proceso político construido abajo y a la izquierda conlleva, se lograron objetivos contundentes para los barrios triquis de Copala, Guadalupe Tilapa, Yosoyuxi, Santa Cruz Tilapa, Agua Fría, Paraje Pérez y San Juan Copala, integrantes del MASJC. El primero de ellos, el más visible, el más reconocido por sus habitantes, fue la pacificación de Copala: “ahora podemos salir a tomar el sol a las calles, se pueden celebrar nuestras fiestas en paz, si eso se logra con la autonomía, estamos muy felices con ella”.
Otro paso importante se dio en materia de educación, con el impulso a la remodelación de albergues escolares y escuelas en San Juan Copala, Yosoyuxi y Guadalupe Tilapa, además de garantizar transporte escolar gratuito para trasladar a niños y niñas desde las comunidades más alejadas. Se logró la permanencia del médico asignado a la clínica de San Juan Copala, que antes del 2007 había quedado desierta. Se remodelaron plazas públicas, la iglesia de Tata Chú, y se comenzaron obras de drenaje y apertura de brechas entre comunidades. También se establecieron convenios de colaboración con algunas universidades, por ejemplo con la Autónoma Metropolitana. Se inauguró la radiodifusora, transmitiendo programas realizados en triqui por jóvenes, principalmente mujeres. En gran medida, se pudo trabajar por el apoyo económico de migrantes triquis dentro de México y en Estados Unidos que simpatizan con el proyecto autonómico.
El MASJC comenzó a ser un referente para las autonomías indígenas a nivel nacional, intercambiando experiencias y coincidiendo en eventos políticos con otros procesos como la Policía Comunitaria de Guerrero, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco y las Juntas de Buen Gobierno zapatistas, a quienes visitaron para compartir su palabra y su lucha al lado de Bety Cariño.
Dos hechos coyunturales se conjuntaron para que las amenazas y agresiones en contra del MASJC se materializaran en el ocaso del año 2009. En primer lugar, el inicio de la campaña electoral para elegir gobernador, donde por supuesto la autonomía triqui representaba un obstáculo, tanto para el MULT-PUP, que designó como candidata a María de los Ángeles Abad Santibañez, política con más de 30 años de trayectoria en las filas del Partido Acción Nacional (PAN) y actual vocera del gobierno de Gabino Cué, así como para la Ubisort, que necesitaba garantizar votos para el candidato del PRI. Por otro lado, el inicio de asambleas entre los barrios discutiendo la elección de nuevas autoridades autónomas para el trienio 2010- 2012, lo cual garantizaba y daba fortaleza a la joven autonomía triqui y representó una afrenta para quienes se oponían a ella.
De noviembre de 2009 a la fecha, se han registrado más de 20 asesinatos de miembros del MASJC a manos de quienes ellos mismos acusan de paramilitares del MULT-PUP y de la Ubisort-PRI. Entre los muertos están el niño Elías Fernández de Jesús; Timoteo Alejandro Ramírez y su esposa Tleriberta Castro (él era uno de los principales líderes impulsores de la autonomía y del proceso de paz), y Teresa Ramírez Sánchez, quien gozaba de medidas cautelares implementadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). San Juan Copala fue asaltado por los mismos paramilitares en septiembre del año pasado; actualmente hay alrededor de 600 desplazados producto de dicho ataque alojados en plantones en la capital oaxaqueña y en el Distrito Federal, así como en las otras comunidades autónomas.
Pero el MASJC no sólo ha tenido que enfrentar la impunidad del gobierno federal, del gobierno represor que ejerció Ulises Ruiz y del ahora gobernador del “cambio” Gabino Cué, quien por cierto, ha señalado que la autonomía triqui está fuera de la ley, y se reúne con la dirigencia del MULT-PUP, porque ellos sí son institucionales: “(Heriberto Pazos) fue un líder honesto(…), un líder siempre congruente con sus ideas de lucha progresista (…) un hombre que supo ser institucional, en mantener una relación de respeto con las autoridades…”.
También el MASJ se ha tenido que enfrentar al silencio de quienes se esperaría fueran sus aliados “naturales”, de quienes caminan abajo y a la izquierda dentro del CNI y La Otra Campaña, así como a la indiferencia de la mayoría de organismos de derechos humanos nacionales ante los desplazados y los muertos del MASJC, y a la indiferencia también de quienes, a pesar de las explicaciones y argumentos contundentes, continúan manteniéndose al margen en el mejor de los casos, o defendiendo y del lado del MULTPUP que ha sido acusado directamente por las propias víctimas como responsable de las agresiones en contra de la autonomía.
Sin grandes reflectores, y sin los recursos económicos que manejan las organizaciones que reciben dinero de los partidos políticos ya mencionados, la resistencia del MASJC se ha convertido en un referente de dignidad, permaneciendo viva y escribiendo una página más en la heroica historia de su pueblo.
Acompañados de quienes han entendido su lucha, las comunidades autónomas y las desplazadas y los desplazados de Copala han anunciado una movilización que partirá el 23 de mayo de la Ciudad de Oaxaca rumbo al Distrito Federal, denominada la Marcha del Color de la Sangre, para evidenciar una vez más que se mantienen en pie dando una lección de resistencia que retumba en las palabras de Reina Martínez, vocera de familias desplazadas en Oaxaca, quien advierte: “sí es cierto que estos hechos criminales retrasaron nuestro proyecto de lucha, pero no lo acabaron, ni lo acabarán. No cierra la herida, sigue sangrando, duele Bety, duele Jyri, duelen nuestros más de 20 muertos, duelen nuestro heridos, duelen nuestros huérfanos, duelen y duele mucho, duele nuestro Chuma’a porque es nuestro corazón de los triquis, pero no es tiempo de lloraderas, es tiempo de resurgir…”.
Fuente:
http://www.jornada.unam.mx/2011/05/21/pueblo.html
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