Barcelona: Declaración de principios Acampada
Quién sabe en qué pueda resultar esto. Pero esto ya ha cambiado cosas, ya ha cambiado los cálculos de banqueros y clases políticas vendidas; ya cambió el corazón de muchas gentes, jóvenes, mayores, niños, desempleados... Tal vez solo sean brisas (o no...), pero desde luego, estos días, el aire huele a libertad, democracia, autonomía y emancipación, como hace tiempo que no olía por acá. En medio de la basura, la podredumbre y la degradación de este sistema, es placentero y enriquecedor aspirar y llenar el cuerpo de ese aire fresco. Se siente tan rico oir(nos) la gente en la plaza, indignada, harta de banqueros robavidas, de políticos vendidos... Luchando por dignidad, autoorganizándose en forma horizontal, vieran el pedazo de asamblea de ayer en Barcelona...
Un amigo me comparte muy acertadamente lo maravilloso que es ver cómo fluye la autoorganización de la gente anónima sin jefes ni centros de poder; lo vivificante que es sentir y rozar la alegría y simpatía del común, de todos los que llegan por sentirse libres e iguales; lo bello que es ver como señoras y niños llevan y golpean felices sus ollas a la hora de la cacerolada antes de la asamblea general de cada noche.
Rubén
ruben@pangea.org
No representamos a ningún partido ni asociación.
Tampoco nadie nos representa.
Nos une el malestar por unas vidas precarias por las desigualdades, pero sobre todo, nos une una vocación de cambio.
Estamos aquí porque queremos una nueva sociedad que dé prioridad a la vida por encima de los intereses económicos y políticos. Nos sentimos pisoteados por la economía capitalista y nos sentimos excluídos del sistema político actual, que no nos representa. Apostamos por una transformación profunda de la sociedad.
Y sobre todo, apostamos por que sea la propia sociedad la protagonista de este cambio.
Creían que estábamos dormidos.
Que nos podía seguir recortando los derechos sin que opusiéramos resistencia.
Se equivocaban: estamos luchando y seguiremos luchando -pacíficamente, pero con determinación- por la vida que todos y todas merecemos.
Hemos aprendido de El Cairo, de Islandia, de Madrid.
Ahora toca extender la lucha y tomar la palabra.
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