Anticapitalistas en la Otra

Anticapitalistas en la Sexta es un espacio de discusión y organización política de carácter anticapitalista e internacionalista, que busca enlazar las luchas y fortalecer la unidad de las y los trabajadoras de la Ciudad, el Campo, el Mar y el Aire, y del resto de l@s explotad@s por el sistema capitalista para avanzar en la construcción de un Programa Nacional de Lucha y su Plan de Insurrección. Como segundo propósito buscamos difundir las luchas, denuncias y actividades de los adherentes a La Sexta en el país y el mundo, y también de todos aquellos que que sin ser parte de La Sexta se encuentren abajo y a la izquierda.

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Video del mes: Palabras del mes: Es preciso no olvidar que en virtud y por efecto de la solidaridad del proletariado, la emancipación del obrero no puede lograrse si no se realiza a la vez la liberación del campesino. De no ser así, la burguesía podría poner estas dos fuerzas, la una frente a la otra, y aprovecharse, por ejemplo, de la ignorancia de los campesinos para combatir y refrenar los justos impulsos de los trabajadores citadinos; del mismo modo que, si el caso se ofrece, podrá utilizar a los obreros poco conscientes y lanzarlos contra sus hermanos del campo. CARTA DE EMILIANO ZAPATA A GENARO AMEZCUA Tlaltizapán, Febrero 14, 1918

Firma en contra de la reactivación del proyecto de despojo en Atenco

sábado, 31 de diciembre de 2011

Pedro Leyva habla de la lucha por las tierras de Xayakalan

Pedro Leyva Domínguez habla de la lucha por las tierras de Xayakalan

para Pedro y Trinidad



Cuando supe de la recuperación de las tierras nahuas en Ostula, Michoacán, del 29 de junio de 2009, me cayó como uno de los logros más grandes ocurridos en México desde hace mucho tiempo. Pensé que si todos los colectivos, organizaciones e individuos que queremos cambiar el mundo pudiéramos lograr la quinta parte de lo que ellos han hecho, el mundo sería otro.

El enero pasado fui a Xayakalan para entender cómo la comunidad había logrado la toma de sus propias tierras ancestrales.  

Tuve el gran privilegio de conocer a dos compañeros que me platicaron de lo que habían hecho y cómo. Andaban ahí en la guardia comunal defendiendo su conquista, trabajando las tierras, construyendo la comunidad autónoma y diciendo la verdad a la gente. Pedro tenía 33 años, Trinidad (mejor conocido como el Trompas), 73.

Dijo Pedro que hubo previos esfuerzos para reclamar las tierras, pero que a partir del 2008, fue el Trompas quien empezó a ir a una encargatura tras otra para convencer a la gente que no pudieran esperar más, que tuvieran que ir por las tierras ancestrales. Pedro enfatizó que lo difícil era superar el miedo que paralizaba a mucha gente. Trompas contó más detalles del proceso de organización, de la importancia del Manifiesto de Ostula que reclama el derechos de los pueblos indígenas a la auto-defensa, de los casi 20 compañeros asesinados y desaparecidos en Ostula (ahora son 28 asesinados y 4 desaparecidos), y de las amenazas y  hostigamiento constantes que han recibido en Xayakalan de los militares, policías y paramilitares ––defensores de los intereses de los carteles turísticos, mineros y narcos ansiosos de apoderarse del paraje. http://www.lahaine.org/index.php?blog=3&p=50961

El 6 de octubre, supe que Pedro Leyva Dominguez había sido asesinado,  y el 6 de diciembre vino la noticia de la tortura y asesinato de Trinidad de la Cruz Crisóstomo.

Según la Campaña Alto a la Guerra contra Ostula, los dos compañeros habían sido amenazados por narco-paramilitares que viven en Xayakalan. El 14 de noviembre, Trinidad fue brutalmente golpeado en la presencia de la comunidad con un arma AR-15 por Prisciliano Corona Sánchez, El Chalano, Iturbide Alejo, El Turbinas, y Margarita Pérez, La Usurpadora. Las mismas personas son acusadas de ser algunos de los responsables por la tortura y asesinato de Trinidad cuando fue bajado de una caravana del Movimiento de la Paz con Justicia y Dignidad el 6 de diciembre. Representantes del MPJD lo acompañaban a una Asamblea en Ostula donde se esperaba que la gente rechazara una propuesta del gobierno para conceder la mitad de las tierras a los pequeños propietarios.

Imposible medir la pérdida de las vidas de compañeros como  Pedro y Trinidad. Imposible  reparar el daño irreparable.  Pero nadie puede borrar lo que hicieron o lo que representan. Como un pequeño homenaje para mantener su fuego encendido para las luchas de hoy y mañana, aquí abajo pongo la transcripción que hice del testimonio de Pedro sobre el proceso organizativo de la recuperación de las tierras de Xayakalan, presentado en las III Jornadas Andino Mesoamericanos celebradas el 28, 29 y 30 de septiembre en México DF.

carolina

Testimonio de Pedro Leyva—III Jornadas Andino Mesoamericanas

Bien compañeros, muy buenos días, compañeros de Bolivia, Perú, Venezuela, nación Mapuche, Guatemala, Colombia, República de Ecuador, Mezcala, Guerrero, Cherán, y los organizadores que con su visión y su inteligencia hacen posible este encuentro de pueblos.

Para nosotros, para mí, para mis compañeros, es un placer que estemos aquí con ustedes. También para nosotros es muy interesante escuchar sus opiniones. Gracias también a los organizadores, organizadoras, que con su esfuerzo y su empeño para unir estos pueblos con su sabiduría, nos han invitado y nos tienen aquí presentes. Muchas gracias.

Bueno compañeros, compañeras, hermanas, hermanos, pues nosotros también nos hemos encontrado en batallas. Nos hemos encontrado en lucha hasta el día de hoy, se puede decir. Nosotros todavía nos encontramos en lucha. Nosotros todavía nos encontramos en batallas. Para nosotros la lucha, la guerra no ha terminado. Nosotros todavía seguimos combatiendo a aquellos que vienen pisoteándonos. Nosotros el fusil no lo hemos soltado. Nosotros el fusil todavía lo traemos en mano. Nosotros todavía seguimos luchando. Todavía seguimos defendiéndonos.

Pero ahora al escuchar estos comentarios, sus experiencias, sus participaciones de los compañeros, me da mucho gusto saber que hay muchos compas que están dispuestos para luchar.

Nosotros así veníamos pasando el día 29 de junio del 2009. Nosotros teníamos cerca de 700 u 800 hectáreas de tierras en manos de pequeños propietarios de La Placita, Michoacán. Ellos nos estaban invadiendo casi cerca de 45 años. Nosotros lo peleábamos por medio de cómo se pelea legítimamente, legalmente,  instituciones gubernamentales, ante la Secretaría de Reforma Agraria. Íbamos con cualquier tipo de institución. Nos presentábamos para lograr que nuestras tierras se vinieran en paz. Pero ¿sabes qué? Al gobierno no le interesa. Para el gobierno esto nada más es una burla. Para el gobierno ¿sabes qué? Esto le vale gorro.

Entonces nosotros veíamos como ellos ya tenían más de mil hectáreas. Inclusive llegaron un momento cuando empezaron a repartir parcelas, lotes para que la gente llegara a vivir y se nos complicaran más las cosas. Pero para entonces nuestra comunidad estaba bien dividida por parte de los partidos políticos que existen hoy aquí en México.

Entonces el gobierno siempre trataba esta estrategia de dividirnos para que nunca fuéramos a recuperar nuestras tierras. Y siempre metía personas introducidas a nuestra comunidad con billetes pagándoles para que cualquier organización que se levantara en lucha en defensa de nuestras tierras, los desorganizara, los desbaratara.

¿Cómo comenzó todo esto? Un compañero comenzó a hacer esto. [El compañero se llamaba Trinidad de la Cruz Crisóstomo.] Dijo, bueno, tú comunero, ¿no vas a ir a defender tus tierras que nuestros ancestros, nuestros padres nos dejaron, que ellos pelearon, lucharon defendieron con fusil en mano? ¿Ahora es posible que nada más por miedo, por temor, no las vamos a ir a rescatar? Las tierras nos están reclamando. Nuestros títulos primordiales dicen que nuestras tierras no se venden. Tampoco se caducan. No son ajenables. Nuestras tierras están bien, perfectamente. Entonces, así se empezó ir encargatura por encargatura en nuestras asambleas generales que teníamos. Éramos humillados muchas veces cuando llegáramos en comisiones pequeñas. Ya éramos, o comenzamos con uno, con dos, tres, cuatro, cinco, seis y seguimos con más y más. Y en las asambleas íbamos veinte personas nada más decididas a exponer este problemática de nuestras tierras, que nuestras comunidades estaban a frente del enemigo que estaba invadiendo nuestras tierras.

Entonces nosotros siempre tratábamos de ver esto del gobierno, pero el gobierno no nos hacía caso. Teníamos todas las minutas, teníamos todos los papeles que la Secretarios. Por eso cada vez que llegaba un Secretario aquí del gobernador de Michoacán, para nosotros, ya lo conocíamos, que era un chismoso, que era un mentiroso. Nosotros así le decíamos. ¿Sabes qué? Deja de venir con tu chismería aquí. Aquí no nos vengas a engañar. No nos des atole con el dedo, nosotros decíamos.

Entonces de esa forma nosotros en las asambleas inclusive éramos humillados y aún todavía muchos podían decir que éramos una bola de revoltosos. Pero más que nada nosotros estábamos interesados en nuestra lucha. En nuestra independencia. Entonces, nosotros como éramos humillados en nuestras asambleas, no nos retiramos. Éramos criticados  fuertemente, hasta que decían que no más éramos unos alborotadores, que a la hora de la hora nos íbamos a vender, que nos íbamos a rajar. Y nosotros les decíamos que no. Que estas tierras nos pertenecen, que nuestros títulos lo están reclamando.

De esta forma nos empezábamos a levantar y fuimos y fuimos más y más. Fuimos a ver a los comisariados. Fuimos a ver a su compañero, el jefe de la vigilancia, que se encargaba de ver en los linderos los problemas que hay, pero él más bien andaba enredado en los partidos políticos en lugar de mirar los linderos de nuestros terrenos.

Pero cada vez fuimos ganando más y más. Y había señores ya de experiencia, señores de unos sesenta, setenta años ya ancianos, personas que ya no creían que esto se iba a ganar y sentían que estaba perdido. Todavía ellos decían que no habían nacido unas personas que iban a rescatar esas tierras que primero se llamaban Las Majahuas. Bueno, estaban Las Majahuas pero se decían La Canahuancera. Ahora es la nueva encargatura que se llama Xayakalan. Ahí vivo. Su servidor.

Entonces nosotros comenzamos y nos empezamos a organizar más y más y más y hacían asambleas permanentes. Porque también ellos decían: Nos vamos a hacer asambleas cada dos, tres días, asambleas permanentes. Ellos estaban abiertos en la mesa en cualquier instante, en la asamblea para que la economía de nosotros de fuera  debilitando. Hacían estrategias no para unirnos, sino más bien para que nuestra economía se fuera debilitando más y nos fuéramos retirando hasta decir ya no tenemos dinero para ir a la asamblea donde alguien iba a atacarnos.

Pero ¿sabes qué? Gracias a Dios, Dios es grande. A veces no sé de donde, pero salía la moneda ¿verdad? Y a veces a zapato íbamos caminando con lonche, unas veces unos tacos ahí en el camino, comiendo tortillas frías con un taco de frijol y con huevo y un chile en el camino y vámonos.

Teníamos que sacar adelante todo esto. Una lucha no es fácil. No es fácil. Es desgastante. Pero entonces cuando nosotros comenzábamos a ir, y cada vez más, y gracias a Dios que la gente empezó a entender. Empezó a entender que era necesario recuperar nuestras tierras. Los pequeños propietarios estaban regalando lotes a personas fuera de la comunidad para que  nos estaban invadiendo cada vez más y más y más.

Para entonces ya se empezó a organizar a la gente y entonces en la Asamblea General se empezó a tomar decisiones que para organizar teníamos que echar fuera los partidos políticos. Que los partidos políticos para nada nos funcionaban, que para nada nos servían, que nada más se utilizaban para destruirnos. Para dividirnos.

Siempre llegaba el gobierno prometiéndonos unos cartoncitos, una tejita, un kilo de frijol, un kilo de arroz, “y con esto estarán sobreviviendo”, decían. Pero para nosotros, nuestras tierras no valen eso.

Entonces cada vez más se llegó a decir en la Asamblea General que no íbamos a votar.  Y así fue. No votamos. Nos unimos esa vez todos.

El 29 de junio de 2009 se hizo la concentración en la encargatura del Duin.

Pero también para entonces teníamos nuestra Asamblea. Miró que era necesario también tener una defensa de ataque. Entonces nuestra Asamblea dijo: Vamos a nombrar nuestra policía comunitaria, porque nosotros no podemos depender de la policía municipal o del gobierno del estado o del ejército. No, pues eso no. No es de nosotros. Ese es del gobierno. Entonces nosotros decidimos que necesitábamos uno propio de nosotros. Voluntarios. Sin sueldos. De corazón. Hombres de lucha. Y que pasaran delante de la Asamblea para que tomaran protesta. Y que se comprometieran con su pueblo, con su comunidad. Decidimos que era necesario tener una fuerza de ataque para tener la resistencia fuerte.

Bueno, se logró. Se hizo, gracias a Dios. Se tomó todo eso. Entonces se hicieron cerca de setecientos policías comunitarios y la guardia comunal. La policía comunitaria se encargaba de las encargaturas, pero la guardia comunal es comunal, como si fuera del gobierno del estado, o del gobierno federal, para decirse, pero es comunal. Lo eligieron nuestra Asamblea.
Para eso, nosotros no fuimos a pedirle permiso al gobierno, para decir qué día que nos daba permiso. Nosotros no. Nosotros lo hicimos por nosotros porque mirábamos que era necesario. Nosotros mirábamos que era una necesidad para nosotros para nuestra defensa.

Entonces ese día 29 de junio,  la policía ya se había introducido. Tenían las comunicaciones, pero como nunca éramos…. digo éramos nuevos para esto. También teníamos miedo. Muchos de nuestros compañeros decían: Nos van  a atacar por agua. Eso fue porque nuestra comunidad se encuentra en la costera que va de Colima a Lázaro Cárdenas. De Manzanillo a Lázaro Cárdenas en el estado de Michoacán. De Lázaro Cárdenas rumbo hacia Maruata, no sé si alguno conoce lo que es Maruata. El Faro queda cerca de nuestra comunidad del municipio de Aquila. Por ahí está ubicada nuestra comunidad.

Entonces muchos decían, pues, como tenemos costa, tenemos playas, muchos decían: Van a venir por barcos, y nos van a atacar. Nos van a aventar bombas y tanques. Van a venir y todo esto. Porque también había paramilitares, que había narcotraficantes, que había mafiosos que estaban secuestrando, matando. Cuando nosotros llegamos a introducirnos ahí, encontramos fosas. Encontramos cerca de 200 o 300 fosas donde enterraban sus víctimas. Mujeres, calzones de mujeres, de niñas de unos 15 o 16 años. Había un desmadre, pueda decirse. Entonces había un sinfín de cosas.

Pero ese día cuando nosotros llegamos, pues, ya mandamos la policía comunitaria. Ya en la tarde, como a las 7 de la tarde, nos reunimos ahí en el Duin.

Llega mi padre y me dice: “Hijo, prepárate, la comunidad te necesita. Es necesario que vayamos por nuestras tierras. Yo no sé quién vaya a regresar”. Somos  cinco hermanos, decía el: “Tengo cinco hijos pero no sé cuántos vayan a regresar. Vayan a casa, díganle a su madre que les prepare unos lonches, cada quien separados. Cómprense un encendedor, una linterna y llévense un nailon. Llévense sus resorteras”. No van a creer que esas resorteras eran para una pedrada. “Y un cuchillo o navaja”. Pues, nos íbamos yendo a la batalla. Éramos nuevos.

Los de la policía comunitaria iban cargando sus radios también. Los traían todo el día prendidos y para el momento de la batalla, cuando entramos, los radios estaban bien descargados. Ah bueno, pues hay muchos detalles…

Total que fuimos. Nos fuimos ese día y ahí estaban los pequeños propietarios ahí en sus casas y decían: “Oh, indios, ¿para dónde van? No es tiempo de cangrejos”. Nosotros les decíamos que no venimos por cangrejos, que veníamos por nuestras tierras. Y decían. “No, están locos”. Pero no sabían que habíamos introducidos dentro del paraje cerca de mil personas. Y los demás no alcanzaron entrar porque se puso un reten fuerte de parte de paramilitares contratados por los pequeños propietarios en la entrada donde nos recibieron con disparos de cuernos de chivos, AR-15s, AK-47s. Pero ¿sabes qué? Yo creo que estaban disparando con miedo. Porque nada más a un compañero mal lo hirieron con un rozón que le dieron en la frente, pero no le entró. Como que si fuera desviada, no sé cómo, pero gracias a Dios algo así  pasó. En ese momento en la lucha también a uno se encomienda a Dios porque uno no puede ir a la lucha no más por irte así…Tienes que ir confiando en alguien también, y decirle, “Señor, tú sabes que no es en vano.  Es nuestras tierras, tenemos que reclamarlas. Tenemos que rescatarnos”.

Entonces ese día nos fuimos, nos decidimos y ya cuando se enfrentó el ataque, pues, estuvimos. Yo alcancé entrar hacia adentro. Me alcancé entrar hacia adentro con mis hermanos y ya adentro nada más se oían las ráfagas y los disparos y nada más escuchamos como las balas cruzaron, como que cortaron el viento y nada más la sangre se siente así como diciendo ¿A qué horas se va a traspasar por mí o a qué horas me va a hacer rojear? Pero también, viendo donde está para no estar ahí sólo mirando ¿verdad?

Entonces los compañeros que no alcanzaron entrar—unos seis mil compañeros de la comunidad –– empezaron a hacer retenes en la carretera porque los pequeños propietarios iban yéndose a hacer sus desmadres en las encargaturas. Nuestra comunidad cuenta con 22 encargaturas.

Entonces dijeron: Estos indios todos están ahí metidos. Todos están ahí. Entonces vamos allá a violar a sus mujeres, a sus niñas, a sus hijos. Y esta táctica no la sabíamos y ni siquiera habíamos planeado poner retenes en la carretera pero todo se vino coincidiendo.

Pusimos un reten ahí en Xayakalan. Pusieron otro retén en el crucero de Ostula y otro reten se puso en el Duin. Pero ya más noche se retiró el retén que estaba frente de Xayakalan y nos quedamos así solos ahí en el paraje y no más se oían los carros, como pasaban. Y mirábamos como venían tres o cuatro camionetas, todo bien equipadas. 

Pero ¿sabes qué? Nuestra gente tampoco nunca se rajó. Íbamos. Y en el momento en que llegamos también se rendían y ellos decían que no quería pedos. Así hablaban: “No, no queremos pedos”. Y nosotros decíamos: mayo se fue, ya viene junio.

Entonces, ya más noche, era junio y se iba a venir las aguas y ya estábamos adentro y decíamos ¿saben qué? Que nadie haga una fogata o vamos a ser detectados. Ya adentro la policía comunitaria puso una guardia donde el pueblo estaba en el centro. Y se dijo que nadie puede salir de ese círculo porque quien saliera era un cadáver ya. Así que si tienes ganas de hacer del baño o hacerte popó, haz un pozo ahí en la playa, hazlo y entiérralo. Puedes dormir hasta encima de él, porque en este momento no estábamos de vacaciones, estábamos en lucha.

En ese momento me di cuenta que mis tacos estaban acedándose, pero ni modo, los tuve que comer porque sería necesario traer algo en el estómago.

Para eso, el retén estaba fuerte en el Duin. Nuestras hermanas, hermanos, esposas, todos se congregaron en el Duin en el centro cuando se empezaron a dar cuenta de algo.

––Oye ustedes, ¿por qué se están regresando?

––Porque ya no alcanzamos entrar. Es que hay disparos fuertes.

Entonces todos empezaron a unirse en el Duin y ahí cayeron los pequeños propietarios. Los tomamos presos. Teníamos la cárcel en Ostula, la cabecera. Y como te digo, todo se iba dando, pues, gracias a Dios. Todo se vino dando bien y nosotros les respetamos los derechos humanos a ellos también. No los tratamos como animales, como muchos de ellos tratan a nosotros, tratando de humillarnos, pisotearnos, ofendernos.

Entonces ese día después de todo eso, ya el día siguiente nos conectamos y empezamos a tener negociaciones con gobierno, todo eso. Querían ellos que nos saliéramos fuera, pero nosotros dijimos: Si tienen ganas de venir a negociar, vengan aquí en el paraje, en el lugar del conflicto.

Para eso también la carretera la teníamos sitiada. Estaba sitiada toda la carretera, todo lo que es la comunidad. Y así se empezó a meter revisión, carro por carro. Me acuerdo que esa vez pasó uno de Gobernación que iba hacia Colima. Iba un Secretario del Gobierno y que se nos vuela un retén. Pero estaba el otro retén que lo alcanzó detener. Y estaban enojados. Sacaron su charola  y dijeron: “Nosotros somos del gobierno. Mira esto y esto y esto”.   Nosotros dijimos, “Mira, éste es el gobierno de la comunidad”.

––No, que la comunidad, que…

––Sabes qué? Abájate.

Y también se le aplicó, como a ellos muchas veces no se le aplican.

Y de esa forma, fuimos cada vez más. Y llegó gobierno de la Marina, del Ejército. También les dijimos, “¿Saben qué, compañeros, nosotros nos encontramos en lucha aquí en cuestiones agrarias. Ustedes, ¿con quién están? Ustedes están para defender a nuestro pueblo. Para vigilar el bienestar y la paz en nuestro pueblo. Pero ¿si ya están todos vendidos, todos sucios y manchados? Pero si quieren entrar, éntrenle. Pero eso sí lo que ocurra de ahí en adelante ya queda a consecuencia de ustedes, es problema de ustedes”.

Y ellos dijeron, “¿Saben qué? Mejor nos retiramos. Nada más venimos a ver y mejor nos vamos a retirar. Ya vimos que todo está bien, que no hay problema”.

Y ya de ahí empezamos a tener las bajas. Empezamos a tener las bajas con compañeros. Hasta ahora llevamos cerca de 28 y hasta ahí le paro porque se me acabó el tiempo. Gracias.  
Audio: Testimonio de Pedro
Otros audios y videos:
Audios: Homenaje y solidaridad con Santa María Ostula (Gloria Muñoz Ramirez y Zósimo Camacho)

Videos:
Alto a la guerra en Ostula http://www.youtube.com/watch?v=sLOPmRkyCPk

Xayacalan: Autonomia y resistencia en Ostula – entrevista con Trinidad  de la Cruz (2009, Notilibertas) http://www.youtube.com/watch?v=UeK4AJax4zQ

Pedro Leyva en el foro Cambio de Michoacán


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