13 Noviembre 2011
La historia de la periodista y escritora Fatma Galia M. Falen es cualquier cosa menos estática. Esta saharaui afincada en Galdakao pasó su infancia en su tierra para, con nueve años, emigrar a la isla de Cuba. Allí comenzó su carrera de periodismo hasta que, a los 19 años, la ONU prometió un referéndum para el Sahara. Convencida de que la iban a necesitar como Periodista en estos momentos tan esperanzadores para su pueblo, Fatma abandonó su carrera y su vida en el Caribe para regresar. Pero el referéndum esperado nunca llegó y la joven se quedó sin finalizar unos estudios que fueron retomados después en la Universidad del País Vasco de Leioa. "Fatma vivió una infancia de miel y té verde", relata el también periodista Julio Flor en el prólogo que abre el libro que la saharaui presentó ayer en Galdakao, municipio en el que reside "y al que estoy muy agradecida", aseguró Fatma.
Esta publicación lleva por título Nada es Eterno y constituye un compendio de poesías escritas en castellano por esta autora durante los últimos veinte años.
"Las poesías que escribo están llenas de los sentimientos más profundos que salen de mi corazón", explicó Fatma ante una abarrotada biblioteca infantil de Torrezabal. Pero el libro además habla de la mujer, de la pobreza, de la libertad y de su carencia, sin olvidar los versos dedicados a los lugares y personas que han significado algo para ella. "Tiene escrito un poema de Cuba que es una maravilla", aseguró durante la presentación del libro Isabel Uria, presidenta de la Asociación Vizcaína de Amigos del Pueblo Saharaui. Pero, sobre todo, y a pesar de tocar muchos palos, para Fatma sus poesías suponen su particular manera de luchar de forma pacífica contra las injusticias que sufre el mundo y, en especial, su mundo.
Además, con este libro, Fatma quiere elevar un mensaje muy claro: quiere gritar a los cuatro vientos que "de todo se sale si se tiene fe y esperanza". "Quiero decir a la gente que está sufriendo que el dolor no es para siempre.
Con este libro, Fatma quiere mandar un mensaje de esperanza para los que sufren
Las poesías que escribe están llenas de sentimientos extraídos de su corazón
"En el libro también hablo sobre la pérdida de la identidad. Al abandonar nuestro lugar de origen vamos perdiendo lo único que realmente nos pertenece. A la larga, volvemos a él y resulta que también allí nos sentimos extraños".
En los ojos solitarios de Fatma Galia cabe el mundo entero. Leed "Nada es eterno" y luego cerrar los ojos. Viajaréis. Sabed que es hija y nieta de nómadas. Como su gente de origen, sus poemas son saharauis porque de allí proviene este manantial de palabras. Un manantial que ríe, sí, y que llora "lágrimas de un pueblo herido / derramadas en tierras extrañas".
Un gran viaje, su poesía. Para recalar en el puerto de las mujeres.
"He visto mujeres de hierro /que ocultan sus penas / detrás de un velo", mujeres que hacen del "desierto un bello huerto", mujeres que "ahogan sus penas bajo las piedras". Mujeres a las que canta en otro poema que quema menos. "Gacela, madre hecha de sacrificio / vuela sin alas / sientes, procreas, emigras / sobrevives a tu lucha/ feroz / eres igual que nosotras / sólo te falta / voz".
Con estas poesías para crecer pretende demostrar que ni la miseria, ni el abismo ni el hambre son eternos para ella. Hay dos huellas contundentes en su verbo acerino. Rastros de su periplo autobiográfico.
Cultura Oral
Cuentos y fábulas escritas para que no se pierdan
La cultura saharaui, según explica Isabel Uria, es de tradición oral. De ahí que Fatma trate de recogerla en cada una de sus publicaciones para darla a conocer y evitar que se pierda. Así, entre otros trabajos, Fatma es la autora del único diccionario Hasanía-euskera-castellano que existe y que fue impulsado por el Gobierno vasco. Esta publicación se ha convertido en un instrumento utilizado por muchas familias para poder comunicarse con los niños saharauis que pasan temporadas en sus casas.
Fatma ha escrito un libro de tradiciones y fábulas saharauis, "Pueblos de sabios, pueblos de pocas necesidades", y un poemario "Lágrimas de un pueblo herido".
Los inocentes hacen del tiempo
su mejor aliado y dan tiempo al tiempo,
mientras los culpables
caerán como las gotas de la lluvia,
que en cuanto caen del cielo,
se esfuman en el suelo,
caerán como la nieve que,
en cuanto cae, se funde en el abismo...
Con el tiempo todo cae,
caigan los hombres que caigan,
el tiempo no caerá...
Fátma Galia M. Salem
Fatma Galia es periodista, escritora y poetisa, doctorada por la Universidad del País Vasco después de finalizar sus estudios en Cuba.
Después de "Lágrimas de un pueblo herido", editado por la UPV, sus posteriores trabajos "La henna y sus maravillas" y "Cultura oral de los nómadas (pueblos de sabios, pueblos de pocas necesidades) fueron autoeditados.
Además colaboró en una publicación de Mujeres del Mundo en su libro de poemas "Palabras desde la distancia".
También ha escrito, dirigido y publicado una obra de teatro titulada "Monólogos con África".
en la ciudad del viento
En la ciudad del viento,
veo lo que nadie ve,
siento lo que nadie siente,
lo digo, lo repito con
el viento y no me arrepiento
El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.
En la ciudad del viento,
hay palacios de piedras
y castillos de arena,
como en los cuentos de hadas.
El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.
Ando descalza sobre una alfombra de arena,
suave como la seda
y dorada como el ORO.
Vivo bajo un cielo
grande e inmenso,
cubierto por un velo azul,
azul como el mar.
En la ciudad del viento
la libertad nació sin dueño.
En este horizonte lejano y sin límite,
como un sueño,
cuando posa la mirada,
la vista navega libremente.
El desierto me hace sentir
como una princesa
en mi palacio de lona,
rodeado de espejismos,
como cascadas y fuentes de agua,
que se deslizan de las montañas...
espejismo brillante, con destellos,
como el diamante que
brota de repente
desde el fondo
de la tierra...
Tierra, yerma y querida,
madre del fuego,
del aire, del frío, del silencio,
del nómada y del viento.
El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.
El sol, mi hada madrina,
cada día me quiere,
me guía y me protege.
La luna, mi espejo mágico,
que me escucha,
me mira y me mima.
Las estrellas, luces de vecinos
y pueblos de princesas,
cercanas y lejanas,
cada noche me iluminan,
me vigilan y me amparan.
El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.
En la ciudad del viento
veo lo que nadie ve,
siento lo que nadie siente.
Lo digo, lo repito
con el viento y
no me arrepiento.
El desierto me hace sentir
como una princesa
en la ciudad del viento.
Alcuentru de sensibilización Sur-Norte
Muyeres reafirmando Drechos -- los Drechos de los Pueblos
11-12 de noviembre (payares) de 2011 - Centro de Cultura Antiguo Instituto Xixón
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