México: Los cantos libertarios en las fogatas de Cherán
enviado por lahozyelviento@hotmail.com
Llueve, llueve y no deja de llover, llueven hojitas de libertad por todas sus calles que recogen rebeldías como si fueran hongos, rebozos o pirecuas doquiera camina uno. Y el alma se humedece con tanta lluvia libertaria y los sentidos se empapan del aroma del pan de trigo, la resina y el canto nemoroso de los bosques que viene de arriba traído por el viento céfiro. Estamos en Cherán, meseta michoacana, una población de 24 mil habitantes de los cuales 6 mil han ido a probarse como hombres y hembras a los Estados Unidos para ver si la vida les confiere un poco más de lo que de por si debían tener. Apenas pelamos los ojos y el panorama nos llena de asombro, y es que acabamos de llegar Amelia Escalante, regia cantante, mi señora (Odette Castelao) que canta más que su seguro servidor, y yo, que apenas berreo unas cuantas tonadas, después de algunos sobresaltos en el trayecto que comenzó a las 9 de la mañana en la terminal del norte con el pago de 420 morlacos por cholla, lo que avizoraba un mullido viaje por las campiñas mexiquenses y michoacanas. En el camino nos para una patrulla. Tremendo arma larga. No sé si Uzi o R15. Nos acaban de informar que en Morelia (que acabamos de pasar) el día anterior los narcos quemaron quien sabe cuántos vehículos y camiones. Inquietud generalizada. Suben dos campesinos y una niña. Después sube un señor con sombrero que al parecer iba con el chofer y dice "no pasa nada señores pasajeros sólo que subimos a estas gentes porque la Federal nos pidió que los lleváramos porque ya no hay circulación de taxis y aquí dejaron a estos señores. No pasa nada, no se preocupen, gracias." Un uuf generalizado se percibió a lo ancho y largo del camión. Pasó. Dos películas perfectamente olvidables me engullí entre soñolencias y dormitencias que culminaron casi al llegar a Uruapan con una jaqueca migrañosa que cada vez que me ataca me dura mucho menos. Antes me tumbaban por dos días con aura destellante, vomitos hasta el vacío total y el dolor de cabeza como de tortura a guerrilleros. A las 3 de la tarde llegamos a Uruapan, nos fue a recibir un compa de Cherán (a quien llamaré por el momento "X") que vive en esa ciudad que no reconocí porque sólo estuvimos en las orillas. Nos invitó a comer con su ñora y sus dos niños. Y el momento llegó, le pedí a Amelia que cantara la inédita canción. Demudado quedé. Armoniosa música. Casi un himno como me dijo Alonso tres días después ya en Texcoco. Jijos, por dentro me sentí como un guajolote que hace la rueda. La verdad quedó chingona la música que enriqueció a la letra. Después de dos horas salimos a Cherán.
Estabamos a punto de alcanzar el culmen de un viaje que no fue planeado. Les cuento. Sucede que escribí una poesía el 29 de junio para este pueblo indomeñable: "Barricadas de Cherán", que subí al FB a los pocos minutos del jueves 30. De inmediato comenzaron a aparecer comentarios entre los que descolló uno de mi amiga virtual Amelia Escalante, a quien ya le había escrito un texto para la presentación en la tapa de un disco de Atenco que está en proceso.
"Oye... que bueno, ¿me darías la oportunidad de musicalizarlo?", me dijo la rifada y refinada cantora/compositora de música comprometida con las causas más sentidas del pueblo trabajador.
"Claro Amelia, es tuyo", riposté.
Me agradeció avisándome que ese día comenzaba a componer la música.
Al otro día me habló por FB y me dijo que ya lo tenía y que se dedicaría a afinarlo y me pedía permiso para hacerle dos pequeños cambios a la letra, se trataba de una "y", además de una preposición o artículo, no lo recuerdo exactamente.
Le dije que no había problema. La verdad me interesó sobremanera saber como se oiría, habida cuenta que jamás imaginé que alguien se interesara en musicalizar mis versos que, por cierto, no son muchos.
Una curiosidad tremenda me tenía en ascuas, que como todos saben son las brasas o rescoldos de un tlecuil, por ejemplo. Mientras "Las barricadas de Cherán" se abrían paso en varios espacios digitales, en blogs y murallas de otros amigos virtuales. Los días pasaron hasta que el lunes o martes me avisa que ya estaba terminado. El lunes próximo voy a Atenco me previno. Cuándo, cómo, dónde. Ya lo oirás Salvador, no comas ansias, ¿pero sabes? el fin de semana voy a Cherán a estrenarla, les voy a llevar un regalito a los compas. ¿Queeeé? Sí. Oye pos me apunto. Órale, vamos. Le dije a mi ñora, y ella se prendió, al otro día la cantora dijo que un amigo iría y que llevaría su coche. Estábamos bien entrados e hicimos todas las previsiones. Doro, Mi J, no podía y ya era cosa de esperar.
El jueves me informa Amelia que el cuate del coche se le atravesó algo que no pudo librar y que se ella se iba ir en camión.
¿Dóndeaquihorashacefríohay hotelcómo?, y todas las preguntas pertinentes.
El viernes a las siete. No, a las ocho. Bueno. Sí llego, no llego. Bueno a las 8 y media. En eso quedamos. En la entrada de la Central Camionera del Norte. Papas. El viernes a las 8 y 20 salíamos del metro que está enfrentito de la terminal.
Por primera vez llegamos tan temprano a una cita (diez minutos). Amelia llegó al 10 pa las nueve. Por fin la conocí en persona, pero como si ya la hubiese conocido cinco años antes. Y partimos a las 9 en punto.
Así que para las 6 de la tarde transitábamos por las bellas campiñas de la meseta michoacana, entre Pátzcuaro, Paracho y Uruapan. Pueblos de artesanos ebanistas, y por mi mente cruza volando Pedro Infante "El ebanista de Guámuchil".
Atravesamos otro pueblo maderero. Puesto de pan que imanta mi mirada. Párate por favor le digo a X. Una bolsota de conchas, y otras piezas que no reconozco su nombre. Pa todos hubo.
Al rato arribamos al pueblo. Las primeras barricadas. Nervios en rebeldía. El corazón es un sapo que acelera sus latidos. Quiero tomar fotos, filmar, hacer algo, pero nuestro guía me dice que después habrá oportunidad.
Llegamos a la plaza y tal como lo había imaginado en mis versos. Se siente la tensión. Y pacabarla repentinamente bajan de una camioneta descubierta, "picot" como les decía mi papá, una decena de jóvenes, uno de ellos lleva un arma de alto poder, nadie repara en ellos más que mi ñora y yo que dice, ay nanita nunca había visto de cerca un arma así, y como si nada. Pero, bueno, platicamos con un señor de unos 60 o 65 años. Nos invita a comer un atole de elote con chilito verde y anís. Al principio me negué por la diabólica que me cargo pero al ver que no era de azúcar le entré con gusto. Puta madre, que sabroso.
Enfilamos a la casa de nuestro amigo y éste me dice que su papá era el señor que nos invitó. El atardecer era tragado poco a poco por las sombras cuando llegamos a la casa de nuestro guía y facilitador de las entrevistas y conectes en el indomable pueblo de Cherán. Mi mamá, dice X, o sea nuestro amigo el guía roji(llo), al cual llamaré de este modo de aquí en adelante, cho gusto señora. Baño, del uno o del dos. Un poquito de espera y al rato salimos no sé a dónde.
En cada cuadra una o dos barricadas que aquí les llaman fogatas. Y vamos a una escuela donde están proyectando reportajes y noticias que han aparecido en TV sobre este indómito pueblo. Yo sólo había visto una entrevista a un cheranense en Canal 22. Nuestro Guía Roji intercambia charlas con no sé quién y nos dice que vamos a las fogatas. Ya. Primera filmación. Señoras en tlecuil haciendo gorditas de maiz. Hablan brevemente a cámara dos chimoleras. Explican. Dicen que resistirán porque su bosque se lo acaban los rapamontes. Brota la tristeza, las lágrimas y el coraje.
Bellas mujeres en lucha que preparan la cena para los guardias nocturnos. Para ellas mismas. Como que calentamos la noche pa que Amelia a su vez aceite la garganta. Y al poco rato, como a las nueve o diez de la noche, nuestra cantora inicia lo que será por dos noches seguidas "El concierto itinerante del canto comprometido de Amelia Escalante". "Compañeras y compañeras pues aquí les traemos unas canciones pa alegrar estas noches rebeldes, porque ustedes son un ejemplo vivo de la resistencia, la dignidad y la lucha... y les traemos un regalo, nuestro compañero Salvador Díaz escribió un poema a Cherán y yo le puse música, para todos ustedes, para que no decaigan...", y ¡saz!, viene "Barricadas de Cherán". Atención. Las rebeldes y los insurrectos abren los sentidos que se achispan más cuando viene el estribillo "Limpian de narcos y rapamontes// de polacos y polizontes// y en rebelión reclaman sus montes// y sus bosques... y horizontes", aplausos, encantados, retratados, identificados, proyectados los cheranenses... la cantora mexiquense empieza a conquistar a todas y cada una de las fogatas que vamos recorriendoy así anduvimos esa noche, de lumbrada en lumbrada, de fogata en fogata, de atracón de pozole en atracón de pozole, de corunda en corunda, de barricada en barricada, hablé yo, habló Odette, mi ñora, hablaron ellos, la mayoría se cubrían el rostro, unos pocos, desafiantes, no lo hicieron. El frío calentaba la pláticas, el café echaba humito a las palabras, los tacos de arroz, de carne, de chilito, apretujaban las tripas pero andábamos de fogata en fogata haciendo más ligera la panza que en cada fogón se hinchaba como chinchita, tres canciones al menos, cinco o seis en las más nutridas y en la barricada de la entrada Amelia si se la rifó, ¡"Cherán unido, jamás será vencido"!, modificábamos la trova de Quilapayún y esto se hacía más sabroso. Unas 10 canciones, todo eso a la 1 y media de la mañana del sábado.
Y caminábamos acurrucados por el pasmo y la sorpresa y de pronto "¿Cómo vamos?", sombras hamletianas, como fantasmas, pusaciones nerviosas, lamparazos, contestan "bien", miren ellos vienen de Atenco (así nos presentaban y nosotros así lo asumimos)... ¡la ronda comunitaria!, unas 12 personas, todos mozalbetes, altos, fornidos, decididos y viene el canto: "Las barricadas...", al fin y al cabo esa rola fue inspirada por la ronda. Al final la fuerza de élite de Cherán recarga sus armas (no sé si eran FAL, R15 o cuernos de chivo) sobre sus piernas y se ponen a aplaudir. La desconfianza natural desaparece y me pongo a filmar, la cantora se da vuelo con otras tres canciones. Refiero aquí que no era mi idea original hacer un trabajo fílmico, pero poco a poco, la fuerza de los acontecimientos me van jalando hacia un compromiso de un documental, máxime que un maestro, el cual nos daría cobijo durante las dos noches que pasamos en Cherán) conforme me presentaba en las fogatas ya iba anunciando que voy hacer una "película". Yo todavía me pensaba rejego y como que no aceptaba del todo, vaya no era la idea hacer un trabajo grande, acaso un video clip de mi poema y canción de Amelia. Terminamos esa noche a las 3 de la mañana... Pero ya para el domingo apechugué lo que ya era inevitable: un documental sobre Cherán. Ya era un compromiso. ¡Jijo del máiz..!
(Estos son los versos de Salvador Díaz musicalizados por Amelia Escalante)
BARRICADAS DE CHERÁN
Quince años dice no tener
que despiden lozanía
ojos llenos de alegría
que la alborada esperan ver
alumbra ya la lumbrada
en esta noche sombría
los rostros en barricada
los nervios en rebeldía,
efebo, uno de tantos,
de miradas temerarias
paliacates de Cherán?
y consignas libertarias
campanarios ¿qué dirán?
con tanto toque a rebato
será que en poco rato
los comuneros ya saldrán
en ronda comunitaria
de valiente operación
en la purépecha nación
con su luna proletaria
limpian de narcos y rapamontes
y de polacos y polizontes
en rebelión reclaman sus montes
como sus bosques y horizontes
y el niño de mucho imperio
libre de su cautiverio
antes que loar una endecha
y ver a su patria deshecha
prefiere luchar vigilante
y en defensa de su fronda
aguerrido hace su ronda
y a triunfar como un amante
de su pueblo y su cultura
hay que ver tanta bravura
con gente de tanta altura
¡luchando con hermosura!
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