EMERGENCIA NACIONAL...
¿O EMERGENCIA CAPITALISTA?
A todas y todos los trabajadores en México:
Ha iniciado la marcha convocada a iniciativa del señor Javier Sicilia misma que llegará el día 8 de mayo al Zócalo de la Ciudad de México. Marcha cuyo principal motivo es "buscar un México con paz y justicia".
A la convocatoria inicial, dirigida al "pueblo" del Estado de Morelos y "pueblos, organizaciones y ciudadanos de México", han respondido todo tipo de expresiones de respaldo de la "sociedad civil", organizaciones "ciudadanas" e incluso institucionales: desde el burgués Alejandro Martí dueño de una cadena de tiendas deportivas, pasando por el gobierno del Distrito Federal a través de su Asamblea Legislativa, hasta el sindicalismo "independiente" por medio de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).
Esto no tendría mayor relevancia si no ocurriera que, a diferencia de anteriores "movilizaciones" contra "la violencia", en esta ocasión el llamado no surge desde la ultraderecha sino que surge de una denuncia con tintes de izquierda hecha por el propio Sicilia ("Estamos hasta la madre de políticos y criminales") a partir del asesinato de su propio hijo y media docena de jóvenes más.
Es por dicha denuncia que a la convocatoria se han sumado todo tipo de organizaciones y personajes del espectro izquierdista, en particular el EZLN y su vocero el Subcomandante Marcos, quienes han llamado a sus simpatizantes a movilizarse en los estados y en el centro del país, así como a nivel internacional, siendo que sus bases harán lo propio en la antigua Ciudad Real , San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. El EZLN ha llamado a movilizarse bajo las consignas: "Alto a la guerra de Calderón", "No más Sangre" y "Estamos hasta la madre de..." (donde cada quien complete la frase).
Otros grupos menores llaman claramente a exigir un alto a la militarización, incluyendo también la demanda del cese a la represión y criminalización de la lucha social y política independiente.
Sin embargo, como ocurre cada vez que re realizan manifestaciones multitudinarias - y es seguro que a esta se sumarán decenas o cientos e miles de personas-, el contenido político ya está dado por quien o quienes las encabezan: uno solo unos cuantos oradores que ponen los límites a la expresión de esas masas que salen a las calles.
Así, podrán salir incluso millones a marchar y expresar lo que se les venga en gana -en silencio pues así fue unilateralmente establecido- , pero solo unos cuantos hablarán por ellos; y los medios masivos de desinformación darán cuenta solo de los discursos oficiales y las consignas que les convenga reproducir.
Tal como ocurrió en enero 1994 cuando en otra "gran marcha", miles expresaron su simpatía a favor de la rebelión zapatista queriendo con ello mostrar de algún modo su inconformidad con el sistema capitalista y sin embargo, para los que capitalizaron esa marcha (Ong´s y el PRD, o sea el clero , el imperialismo y la izquierda del capital), todo se limitó a un llamado abstracto "por la paz".
O aún peor, como sucedió en años recientes con las marchas "de blanco", donde la propia "ultraderecha" convocó, donde marchó solamente la pequeña burguesía y donde luego los fascistas, a espaldas de sus masas se pelearon el botín entre sus distintas facciones. Disputando por ver quién y qué negociaban con el Estado, apoyándose, nuevamente, en el impulso de las masas "movilizadas".
La Marcha Nacional convocada por el periodista Javier Sicilia ciertamente tiene la diferencia de que formalmente se aparta de los intereses partidistas y mas aún, no es bien vista por el gobierno federal que, imposibilitado en impedirla ha tratado de mediatizarla. Para ello unos días antes presentaron a varios "chivos expiatorios" como los responsables del asesinato del hijo del poeta.
Y , desesperadamente, en lo que no es sino una maniobra distractora , el presidente Calderón y sus voceros se han pretendido apropiar del descontento adjudicándose la consigna "Ya basta" , presentando al gobierno como una víctima más de la delincuencia y ocultando que ellos son más bien parte de los victimarios.
Sin embargo, la Marcha Nacional -incluso a pesar de las buenas intenciones de algunos de sus convocantes, y de la convicción o simplemente de la buena fé con la que miles participarán-, constituye no una manera de llevar adelante un descontento legítimo sino un canal para apaciguarlo.
Claramente el Sr. Sicilia ha expresado que se trata de sacar del atolladero a la "Nación", misma que se encuentra en un estado de "emergencia" y que si esto no se soluciona puede venir un caos inimaginable. Y ha propuesto incluso como solución que para las elecciones del 2012 haya un solo candidato "de unidad nacional" a la presidencia de la república
Igualmente, otros convocantes han advertido sobre los peligros de que "se destruya la Nación".
Lo que hoy ocurre en México no es la guerra del gobierno contra el "crimen organizado" sino la guerra entre las distintas facciones burguesas del narco: los llamados cárteles, por el control del mercado y el trasiego. Y todo el Estado Mexicano, a todos sus niveles y con todos sus partidos políticos está metido en ella, no como víctima ni como policía en busca de aplicar la ley, sino como un cómplice más que actúa a conveniencia y se pelea con otros las ganancias.
Al jugoso negocio del narcotráfico o sea a la venta de drogas, se suma el negocio de su prohibición y el de la venta de armas. En ello, desde luego, también están en juego los intereses imperialistas de Estados Unidos tanto en el plano económico como el militar.
Esta es pues, una "guerra" que a toda la burguesía conviene. Que le es útil al Estado norteamericano para intervenir militarmente en México. Y es útil al gobierno de México para sacar provecho económico y tener pretextos retóricos y medios materiales para contener, combatir y reprimir el descontento social.
Y es la burguesía la primera interesada en salvar la Nación. Su guerra y su militarización son "en bien de la Nación". Hablar de una Nación le permite ocultar las contradicciones de clase. Ocultar que el Estado es SU ESTADO. Ocultar que hay explotados y explotadores. Ocultar que a TODOS los políticos burgueses y a TODA la burguesía y TODOS sus partidos, como dice el propio Sicilia: "lo único que les importa, además de un poder impotente que sólo sirve para administrar la desgracia, es el dinero, el fomento de la competencia, de su pinche 'competitividad' y del consumo desmesurado"[1].
Este es un asunto de TODA la clase en el poder y no sólo de políticos corruptos y criminales.
Los burgueses quieren presentar a la Nación y al Estado como representantes del interés común (interés "de la sociedad civil", "del pueblo" o "de la ciudadanía"). Para esconder la contradicción social y esconder su propia dictadura de clase. Para conjurar la guerra social: la guerra de los trabajadores en contra de la dominación capitalista.
En ello es comprensible que les ayuden la iglesia, la radio, la tv y los diarios burgueses. Es comprensible que les ayuden los intelectuales y los líderes sindicales. Es inevitable que incluso en la izquierda haya quien se preste consciente o inconscientemente a este juego.
Pero los proletarios, los obreros, los trabajadores no debemos caer en esta trampa ideológica. La guerra del Estado Mexicano y de la burguesía contra la sociedad, no la detendrán el Estado ni la burguesía, porque es parte fundamentalmente de una guerra mayor: la guerra de clase en contra de los trabajadores.
Se puede cambiar de gobernantes: uno de derecha por uno de centro o uno de izquierda. O un gobierno violento por uno de "unidad y emergencia" nacional. Se puede cambiar el "rumbo económico". Pero los trabajadores no cambiaremos sino de amo para seguir siendo esclavos.
Se puede denunciar la corrupción del gobierno. Se puede frenar la guerra entre narcos. Pero ¿quién pondrá un alto a la guerra contra los explotados? ¿Quién sino nosotros terminaremos con la guerra, muerte y destrucción cotidianas que en todo el mundo significan la explotación del trabajo y de la ganancia? ¿Quién acabará con las causas de la violencia? ¿No es acaso el trabajo su máxima y más vieja expresión? ¿No es acaso el Estado su máximo garante?
Para cuando la "Marcha Nacional" ocurra, catorce mineros están o estarán muertos en un socavón carbonífero en Coahuila, o sus cadáveres enterrados en algún cementerio. Muchos trabajadores más morirán en "accidentes" como estos aunque se detenga la "guerra de Calderón". ¿Quién alzará la voz por ellos?
La policía y el ejército hoy derraman sangre obrera en Siria, la OTAN y Gadaffi hacen lo propio en Libia, ayer sucedió en Egipto, antier en Argelia, en Túnez... En todos esos sitios, en nombre de salvar a la nación, de la "emergencia", los trabajadores han salido perdiendo a manos de sus verdugos. ¿Quién detuvo y quién detendrá esos ríos de sangre? ¿La sociedad civil?
Miles podrán decir este 8 de mayo en las calles de México y del mundo que "estamos hasta la madre" de militarización, de represión a la lucha social, de hambre, de pobreza y de conquistas sociales negadas, de destrucción ambiental, de feminicidios, del capitalismo y de sus políticos. ¿Quién escuchará esos gritos? Quién, si en el templete, en el micrófono, en los desplegados y las entrevistas se estará llamando a "salvar la nación".
El "estamos hasta la madre..." ¿será un eje político y el principio de una movilización real o un mero desahogo sin identidad, sin organización y sin resonancia?
Desde este espacio de intervención proletaria, expresamos nuestra solidaridad con todas las y con todos los trabajadores (sean obreros, estudiantes, migrantes, amas de casa o periodistas) cuyos hijos, hijas, padres, hermanos o amigos han caído víctimas de la guerra por el control del negocio del narco que se desarrolla en México.
Y les decimos que es legítima su aspiración y demanda de justicia.
Pero advertimos que una movilización real para enfrentar definitivamente la causa de TODA la violencia actual, que es el CAPITALISMO, solo puede originarse a partir de la conciencia, y la organización unificada de los proletarios como una sola clase a nivel MUNDIAL.
Solo derrotando al capitalismo y a todos sus Estados y construyendo una sociedad nueva sobre sus ruinas, sociedad donde no impere la necesidad sino la libertad, podrá la humanidad eliminar la violencia como forma de relacionarse.
En México, como en todo el mundo, las y los trabajadores pueden empezar ya a reunirse y discutir sobre todos los problemas que les atañen y decidir como tomar la solución en sus manos, no esperando salvadores. Un primer paso debe ser ponerse al frente de sus movilizaciones, convocar como un sector independiente (no uno más en un frente único) y plantear demandas propias. Actuando desde ya por propia cuenta para empezar a luchar por cambiar sus vidas y las de las futuras generaciones.
¡ALERTA TRABAJADORES DE MÉXICO!
¡ALERTA TRABAJADORES DEL MUNDO!
¡COMUNISMO O BARBARIE!
MAYO 2011.
[1] Javier Sicilia: Carta abierta a políticos y criminales. Revista Proceso No. 1976. México 2011.
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