En época de confusión, surge una leve claridad
Domingo, 04 de Marzo de 2012 10:06
Rómulo Pardo Silva
El Clarín de Chile
Si
se observan las líneas básicas de la situación presente se ve un
quiebre inédito en la relación del hombre con el planeta: se alcanzó los
límites del ‘hogar’ y tendrá que cambiar su forma de vida.
Al
no aceptar esa objetividad los discursos y acciones de multitudes
movilizadas, grupos de poder y militantes de izquierda, carecen de una
dirección coherente. Dan vueltas contradictorias según las coyunturas.
Los ocupas, Siria, Libia, los indignados, el fin del casquete Ártico, el
hambre en África… son piezas que no encajan en una visión.
Centros
académicos y de investigación conocidos como ‘think tank’ le han
aconsejado al Grupo de los 20 tratar temas más allá de los coyunturales
como la crisis en Europa, ocuparse de los retos de mediano y largo
plazo… el empleo, el desarrollo sustentable… el impulso al crecimiento
verde, el financiamiento para enfrentar el cambio climático, la
seguridad alimentaria [Xinhua].
Por
su dependencia del sistema ellos no llegan a la raíz, la inviabilidad
del capitalismo, pero develan que no se piensa sobre lo que sucederá al
hoy.
En
marchas masivas algunos jóvenes europeos expresan su rechazo a vivir
como los chinos, en países en desarrollo se lucha por mejoramientos
particulares dentro del orden. No buscan una explicación para toda la
humanidad que incluya a los más pobres y seguramente no saben que les
tocó vivir en el momento en que el mundo ya no podrá seguir siendo
explotado como lo ha sido desde la revolución industrial.
Para
proyectar su presente, rabiosos los empresarios globales occidentales
–pese a todo los más claros- mediante campañas de prensa publicitarias,
sabotajes, sobornos, bloqueos, intervenciones armadas, se abalanzan tras
los recursos de Iraq, Irán, Libia, Venezuela…; pero al mismo tiempo
vacilan sopesando el giro histórico que implican sus últimos fracasos
militares, su debilidad económica, la inestabilidad por el descontento
de sus pueblos, la resistencia nuclear quizás imposible de doblegar del
capitalismo ruso y los comunistas y empresarios chinos, que tratan de
asegurarse un trozo de un crecimiento material insostenible.
Lo
peor es que la misma perplejidad se da en izquierdistas que creen que
aún están las condiciones naturales que de alguna manera había en el
siglo 20 o que no es conveniente contradecir la ilusión popular de una
abundancia revolucionaria para siempre.
La época es difícil pero comprensible, si se quiere entenderla, el desconcierto es responsabilidad personal.
La
piedra angular del pensamiento debe ser que la historia que viene –si
no ocurre lo peor, una guerra atómica a la que no se sobreviva- será
absolutamente diferente a todo lo conocido.
Afortunadamente hay pequeñas señales de una reorientación de la vida social hacia un regreso a lo sostenible y simple.
Hugo Chávez dirigiéndose a trabajadores los llamó a “vencer los demonios y ambiciones materialistas”. [Telesur]
En
China el partido comunista ha ordenado a los medios de comunicación dar
una intensa cobertura a la campaña “Aprender de Lei Feng” destinada a
impulsar a la gente a ‘practicar las buenas obras’. Lei
Fei, un joven soldado chino de la década de los 60 del siglo XX, se
hizo famoso por haber dedicado casi todo su tiempo libre y dinero para
ayudar desinteresadamente a los necesitados. Como parte de ella Xinhua
contrapuso “la erosión de la adoración al dinero, el hedonismo y el individualismo extremo” y la pregunta "¿Si
fueras una gota de agua, te gustaría proporcionar humedad a los campos;
si fueras un rayo de sol te gustaría iluminar una porción de la
oscuridad; si fueras grano de arroz, te gustaría alimentar una vida?"
La
humanidad tendrá que ir constatando que el Hombre nuevo no era una
opción sino una necesidad de la biosfera. Hay que ser actor de ese
esclarecimiento.
Rómulo Pardo Silva
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