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Anticapitalistas en la Otra
Anticapitalistas en la Sexta es un espacio de discusión y organización política de carácter anticapitalista e internacionalista, que busca enlazar las luchas y fortalecer la unidad de las y los trabajadoras de la Ciudad, el Campo, el Mar y el Aire, y del resto de l@s explotad@s por el sistema capitalista para avanzar en la construcción de un Programa Nacional de Lucha y su Plan de Insurrección. Como segundo propósito buscamos difundir las luchas, denuncias y actividades de los adherentes a La Sexta en el país y el mundo, y también de todos aquellos que que sin ser parte de La Sexta se encuentren abajo y a la izquierda.
Video del mes:
Palabras del mes:
Es preciso no olvidar que en virtud y por efecto de la solidaridad del proletariado, la emancipación del obrero no puede lograrse si no se realiza a la vez la liberación del campesino.
De no ser así, la burguesía podría poner estas dos fuerzas, la una frente a la otra, y aprovecharse, por ejemplo, de la ignorancia de los campesinos para combatir y refrenar los justos impulsos de los trabajadores citadinos; del mismo modo que, si el caso se ofrece, podrá utilizar a los obreros poco conscientes y lanzarlos contra sus hermanos del campo.
CARTA DE EMILIANO ZAPATA A GENARO AMEZCUA
Tlaltizapán, Febrero 14, 1918
Canción La Otra Obrera
lunes, 19 de marzo de 2012
Los guaraníes pueden ganar a los terratenientes
Los guaraníes pueden ganar a los terratenientes
Por: Autor
invitado | 22 de febrero de 2012
"Si
me separas de esta tierra, me quitas la vida". Esta entrada ha sido
escrita por Survival International.
"Esto
que ves aquí es mi vida, mi alma. Si me separas de esta tierra, me quitas la
vida". Unas palabras que parecían presagiar el dramático destino de quien
las pronunció, el líder guaraní Marcos Veron. En 2003 lo apalearon hasta
matarlo.
En el estado brasileño de Mato Grosso do Sul reina
la ley del más fuerte. Los poderosos ganaderos que controlan la economía (y con
ella la política) local tienen un ejército de matones a sueldo que se dedican a
amenazar, acosar y asesinar a los líderes guaraníes que deciden enfrentarse a
la opresión y guiar sus comunidades en la recuperación pacífica de parte de sus
tierras ancestrales, las llamadas “retomadas”. Nísio Gomes se convertía
en la última víctima mortal de esta barbarie el pasado mes de noviembre.
Más de 500 años de expolio continuado han llevado a
los guaraníes, el pueblo indígena más numeroso de Brasil,
a una vida miserable en reservas masificadas o en campamentos improvisados que
levantan junto a las cunetas de las carreteras. Los guaraníes ya no pueden
seguir buscando su “tierra sin mal”, el paraíso terrenal donde no
existe el sufrimiento; un concepto básico de su sistema de creencias que en
gran medida da sentido a su vida. Las haciendas de ganado lo invaden todo, y
parcelan su tekohá, el territorio que un día fue su hogar, en
pedazos irreconocibles de inmensas extensiones deforestadas. Este desarraigo ha
provocado, entre otras cosas, unas demoledoras cifras de suicidios entre los guaraníes.
“Cuando llegamos a nuestra tekohá, estábamos
muy contentos. Comenzamos a construir algunos refugios para poder empezar a
vivir en nuestra tierra de nuevo", explicaba en 2009 a Survival el jefe
guaraní Genivaldo Vera tras reocupar con su comunidad una parcela en sus
antiguas tierras. La represalia de los ganaderos no se hizo esperar: Genivaldo
fue encontrado sin vida poco después de la reocupación.
Y, sin embargo, este pueblo valiente no se rinde.
Ni la miseria, ni la violencia ni la actitud de un Gobierno que hace oídos
sordos a sus gritos de socorro y que demora sin fin su obligación de demarcar
sus territorios han conseguido acabar con su determinación de recuperar lo que
es suyo por derecho. Y finalmente parece que está dando sus frutos.
Survival International lleva muchos años denunciando la
dramática situación de los guaraníes, y por fin la semana pasada atisbamos dos
rayos de luz para iluminar tanta oscuridad. Primero se hizo público que seis
personas serán juzgadas por el asesinato de dos guaraníes, en lo que algunos
expertos en Brasil ya han calificado de "hito legal". Pocos días
después celebramos la decisión de un grupo de jueces de no expulsar a una
comunidad guaraní del terreno que habían reocupado dentro de su territorio
ancestral.
Ahora le toca mover ficha al Gobierno de Dilma
Rousseff. Ya va siendo hora de que Brasil, una potencia emergente de
primer orden en lo económico, se ponga a la altura de las expectativas en
materia de derechos humanos y tome las medidas necesarias para proteger al
pueblo guaraní.
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