Nota tomada de la Jornada Guerrero:
Las escuelas, cerradas; la gente no trabaja; todos, a la expectativa: comisario
Miedo a más temblores paraliza a comunidades de Ometepec
Damnificados hacen su propio recuento de daños en espera de funcionarios que no aparecen
HÉCTOR BRISEÑO (Enviado)
Ometepec, 24 de marzo. Élida Carmona Rodríguez tiene 76 años y es viuda
desde hace 12; vestida de negro y descalza camina sobre la tierra en el
traspatio de su casa, a la que no quiere entrar por miedo a que se
desplome.
Bajo
un árbol de mango, relata que durante el sismo del 20 de marzo, lo
único que se cayó de un altar de santos formados ante la virgen de
Guadalupe es la figura del “niñito Dios”.
Vive
con su nieta en una casa de adobe y madera en la manzana del centro de
salud de la comunidad La Guadalupe, a siete kilómetros de Huixtepec,
municipio de Ometepec, aunque de momento duerme en una bodega bajo una
tela.
Tiene
algunos ingresos por la venta de cazuelas que elabora de forma manual,
pero las actividades están detenidas desde el martes pasado en la zona,
pues la gente siente temor.
-Nadie
quiere trabajar, las escuelas están cerradas, los hombres van al campo a
ver sus animalitos pero se regresan luego porque tienen miedo de que
siga temblando-, expresa Élida mientras frota sus manos y reflexiona con
añeja sabiduría.
-¿Usted por qué piensa que está temblando?
-.Yo digo que será cosa de Dios.
-¿Usted a quien le reza?
-A la virgen de Guadalupe todas las noches, quizá por eso me quiso ayudar.
-¿Y qué le pide?
-Que nos ayude, aunque sea pobre uno quiere vivir unos días más-, y
recordó que sus pollos no la dejaban dormir, por lo que decidió
alimentarlos segundos antes de que el techo de su terraza se viniera
abajo con todo y hamaca, eso le salvó la vida.
Mujeres
solas se cuentan por decenas en el campo guerrerense de la Costa Chica,
pues sus hombres murieron o fueron al norte en busca de un mejor
destino.
Algunos
no regresaron, como el esposo de Martina Felipa Pérez Torres, de nombre
Cirilo Gálvez, quien hace nueve años dejó Huixtepec para ir a Estados
Unidos y hasta la fecha no se sabe de él: heredó a su esposa una deuda
impagable de 20 mil pesos que usó para viajar y un hijo que ya tiene 11
años.
Sin
contener el llanto, Martina Felipa prepara tortillas sobre el comal,
desea que la apoyen para reconstruir su vivienda con piso de tierra, en
la que yacen pedazos de tabique y cemento regados sobre los muebles. La
misma incertidumbre se apodera de Alfonsina Ceballos Chávez, de 48 años,
quien perdió a su esposo por diabetes hace dos. Vende tamales en la
calle principal de La Guadalupe para mantener a cuatro menores.
“Estaba
haciendo tamales de elote cuando se empezó a mover todo, el temblor se
llevó mis ollas y lo que tenía para vender, mis cazuelas se rompieron;
ahora me están regalando para que coma”, y aprieta la garganta para
aguantar el llanto acurrucada en un rincón de lo que quedó de su
vivienda.
Castigo de Dios
En Huixtepec, Huajintepec, La Concepción, Guadalupe, Cuadrilla Nueva y
Tierras Blancas, localidades de Ometepec, las actividades están paradas,
los niños no van clases y aunque las réplicas han disminuido, los
hombres no quieren dejar a sus familias.
“Aquí
la situación está muy crítica, la gente no está trabajando, todos están
a la expectativa”, señala el comisario municipal de Huajintepec, Manuel
Bautista Morales.
En caminata nocturna se observan personas durmiendo sobre la calle y en terrazas cubiertas por lonas improvisadas.
Son las 22:15 horas cuando el comisario recorre la calle Independencia,
en cuyos costados lucen escombro y tabiques rotos, entonces suena el
canto de una lechuza y se lamenta, pues un viejo dicho refiere que
“cuando el tecolote canta, el indio muere”.
-¿Qué piensa la gente del temblor?
-Aquí la gente es muy religiosa, piensa que es castigo de Dios, pero nosotros no merecemos eso.
Que pase el desgraciado
Ante
la pasividad oficial, pobladores tomaron la iniciativa para censar los
daños, son ellos quienes poseen los “datos duros” del sufrimiento en sus
comunidades, como Alberto Santiago de los Santos, campesino de 23 años
oriundo de Cuadrilla Nueva, asentamiento de 25 familias donde 20 casas
de palos y adobe tienen daños.
Con una tabla de anotaciones bajo el brazo, camina de un lado a otro en Huixtepec en busca de algún funcionario que nunca llega.
Lo
mismo sucede en Guadalupe, donde residentes formaron dos guardias para
esperar por horas alguna camioneta oficial, pues han contado más de 200
casas con daños.
En
Huixtepec fueron contabilizadas 559 hogares afectados, 39 con pérdida
total, pues 10 más se desplomaron con las réplicas del viernes. En la
Concepción se reportaron 30 estructuras afectadas, en Huajintepec 525 y
en Tierras Blancas más de 100, para un aproximado de mil 400 casas con
afectaciones sólo en esta área. Pero el campesino amuzgo soporta con
estoicidad y candidez el drama de no tener techo para dormir.
Un
reportero de televisión se encargó de difundir el rumor de que una
persona de nombre Laura subiría a apoyarlos, nunca supieron si se
trababa de la esposa del gobernador, Laura del Rocío Herrera, o
conductora de televisión Laura Bozzo, que es seguida por hombres y
mujeres de las comunidades, quienes todavía se preguntan qué día llegará
la renombrada personalidad.
-Que
pase el desgraciado-, repiten una y otra vez entre sonrisas de camino a
Guadalupe, mientras cuestionan esperanzados a este reportero si sabe
qué día subirá a conocerlos Laura.
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Enviado por Radio Ñomndaa
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