Los datos que nos hacen llegar los compañeros y compañeras del Movimiento por Justicia del Barrio nos muestran el carácter de esta ofensiva: dirigida a exterminar las resistencias cuando el capital está descargando hambre y miseria contra los de abajo para aumentar y proteger sus gigantescas ganancias. Para hacerlo, necesita borrar de la faz de la tierra cualquier obstáculo, todo tipo de resistencia para profundizar la acumulación.
Eso que los medios y los "especialistas" llaman crisis, es en realidad parte de esta ofensiva para quitar del medio a los pueblos y personas que no se dejan. Los de arriba no están en crisis. Somos nosotros, nuestras estrategias para sobrevivir y cambiar el mundo, lo que ha entrado en crisis luego de décadas de haber sido anestesiados con ilusiones electorales, que difundieron la idea de que es posible construir Otro Mundo sin luchar, sin afrontar el odio y los crímenes de los de arriba.
No es casualidad que repriman a las comunidades zapatistas. Ellas han mostrado a millones, en todo el mundo, un camino de resistencia y de construcción que se está multiplicando en los lugares más remotos. Para los de arriba, destruir al movimiento zapatista sería una doble victoria: contra los pueblos y comunidades de Chiapas y contra todos los que en el mundo nos inspiramos en su ejemplo. Sería derrotar un sueño hecho carne, como el que vemos en la Junta de Buen Gobierno de Oventic, y en tantos otros sitios.
Por eso, la solidaridad con San Marcos Avilés y Francisco Sántiz López, es tan imprescindible como urgente.
Raúl Zibechi
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