ALAI, América Latina en Movimiento
2011-01-12
Mexico
Del “No + sangre” a “que se vayan todos”
La intención de la iniciativa de periodistas como Julio Scherer de Proceso y el dibujante como Eduardo del Río, Rius,
y el resto de los medios que se están sumando a la campaña incluida la
red, al sugerir el lema de “¡No + sangre!”, es que la sociedad civil se
involucre más y lo reproduzca en cartulinas y pegue en sus casas, los
coches, las escuelas, los centros de trabajo, etcétera. Y así que la
gente demuestre su descontento con esa fallida guerra contra el crimen
organizado y el narcotráfico desatada por el gobierno federal, que a
estas alturas ha costado ya —hasta el 1 de enero— 32 mil 197 víctimas,
personas caídas en lo que va de los cuatro años del gobierno de Felipe
Calderón. Eso sin sumar a los 32 asesinados en Acapulco el fin de semana
anterior, 56 caídos en todo el país. Pero como bien se supone, haciendo
malos cálculos, al final de un sexenio fallido como este la cifra
podría alcanzar hasta las 50 mil personas.
Ayer mismo hubo pronunciamientos de varios intelectuales convocados por La Jornada,
para que expusieran sus puntos de vista; mejor dicho, su descontento
por la sangre que está corriendo en estos momentos en todo el país [el
cálculo dice que son 21 los caídos diariamente], y el error que
significó una guerra que a todas luces está descomponiendo cada vez más
el clima de convivencia ciudadana. Además de la indiferencia que resulta
por el manejo tan desaseado de la información por parte de las
televisoras, la violencia le está generando miedo a las personas hasta
de salir a las calles en su ciudad natal para hacer sus compras
cotidianas; no se diga para las demás actividades.
Pero al “¡No + sangre!”,
hay que agregarle un: ¡“Ya basta”! porque no se vale que el gobierno
esté tratando de camuflar la situación, queriendo o bien de minimizar el
problema, o mal utilizarlo con fines electoreros, ni para el 2011 y
menos para el 2012. Porque no se le ve otra intención al manejo desaseado
que hace de la información que posee el secretario técnico del Consejo
Nacional de Seguridad pública, Alejandro Poiré, cuando por un lado
presume que el 70% de la violencia está focalizada en tres estados de la
República: Chihuahua, Sinaloa y Tamaulipas —como si no contaran Nuevo
León, Guerrero, Michoacán, Morelos, Estado de México, Veracruz,
etcétera—, y por otra parte que el gobierno está cumpliendo porque ha detenido a más del 50% de los capos peligrosos del país.
¡Como si la dichosa guerra la estuviera ganando el gobierno!, luego de tanto desatino. Y como si las personas estuvieran inventando el ambiente caliente
de riesgo —de vida o muerte; como los “daños colaterales”— que ha
generado combatir al crimen con el Ejército, arma con arma, fuego con
fuego, ojo por ojo, y las víctimas estuviesen perdiendo sólo los ojos y
no la vida misma. Pero lo que Poiré está haciendo es tratar de justificar
la dichosa estrategia anticrimen de Felipe Calderón; más no se vale con
argumentos falaces. Por eso: ni falsedad ni el triunfalismo, como bien
cabría agregar.
Poiré presume que:
“Se está debilitando como nunca a todas las organizaciones criminales
del país, causándoles un daño severo e irreparable a sus estructuras de
organización”. Será por los cabecillas caídos, porque con el “51% de los
líderes criminales más peligrosos de México —identificados por la
procuraduría General de la República (PGR) en marzo de 2009— [que] han
sido abatidos o capturados, lo que significa que en este rubro se ha
hecho ya más de la mitad de la tarea”, dijo. O lo que es lo mismo, que
el gobierno está cumpliendo y su estrategia está mejor que nunca.
Los caídos o bien son
“daños colaterales” o es culpa de los gobiernos locales. Porque el
señor se atrevió a decir que “los ajusticiamientos ocurridos en Guerrero
en los días recientes es resultado de la lucha de dos grupos criminales
[no mencionó al cartel de Sinaloa, quien se adjudicó los narcomensajes dejados en las víctimas] por el control de esa plaza y por la inacción del gobierno de esa entidad por no contar con corporaciones policiacas confiables”.
Y es que sólo “reforzando la presencia federal, porque es gracias a la
presencia de la fuerza federal como es posible reducir la violencia”,
agregó.
Pero si el mismo Poiré nos dijera ¿cuántas de las acciones tan eficientes o definitivas, para “abatir o capturar” a los capos ha participado la policía federal? ¿Qué hace ese elefante blanco que es la Policía Federal que dirige Genaro García Luna, y con tan monumental presupuesto? ¿Acaso se olvida que es por el injerencismo
de Estados Unidos, que brinda la información —lo que no hace la PF—, y
las preferencias que tiene el Departamento de Estado por Marina, y en
todo caso generan divisionismo entre las Fuerzas Armadas, como se captura a capos del tipo de Beltrán Leyva, El Barbas? ¿Qué hace la PF para que con su presencia se reduzca la violencia?
Todavía más. Poiré se
refirió al debilitamiento de las bandas del crimen por el cese de
algunos capos. Pero lo que en realidad está ocurriendo es la disgregación de las propias bandas, una suerte de dispersión
todavía más difícil de combatir; nada qué ver con hacer la tarea, y
mucho menos ganar la guerra. Porque la dichosa estrategia seguirá
fallando, aunque no se declare la derrota. ¿O de verás creerá el
gobierno que bandas como los Zetas o del Chapo se están debilitando y el de La Familia
va de retirada? ¿Por qué la actitud triunfalista de Poiré ayer —que es
la misma del gobierno la víspera de las elecciones venideras—, cuando
ayer mismo Antonio Mazzitelli, representante regional de la Oficina de
las Naciones Unidas Contra el Delito y las Drogas, advirtió que “la
violencia en México permanecerá por tiempo indefinido”, porque es “un
problema el control del territorio”?
O como reveló un
estudio a petición del Ejército de EU, develado ayer por el diario
Excélsior, que “los carteles mexicanos ya han entrado en 48 de los 50
estados de ese país y donde han abierto, por lo menos, 235 centros de
distribución al mayoreo”. ¿Acaso al gobierno se le tiene que recordar
que las bandas del narcotráfico mexicanas han extendido sus redes a
nivel mundial?
Por eso la demanda
debe ir desde el ¡“Ya basta”!, hasta el “Que se vayan todos”. Como
demandaron los argentinos en los tiempos recios de la crisis de 2001,
contra Fernando de la Rúa y su gabinete, entre ellos los funcionarios
que ocuparon el cargo de Ministerio de Economía, por no salvar los
ahorros en dólares de las personas. ¡Y eso con la crisis económica!
Cuanto más por la crisis social que se ha desatado con una guerra de
caprichos y mal llevada; con una serie de falacias con las que ahora se
pretende justificar. Por eso cabe decir no sólo que se hable con la
verdad. También exigir: “Que se vayan todos”. Los panista en primer
lugar.
maniobrasdelpoder@gmail.com
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