Quiero anudar con ellos una red de regalos populares
o una mecha invisible pero eficiente,
cuyo extremo final sea la bolsa
negra y dorada de Wal Street.
Cuando tú me des la orden, hermano, cuando tú,
deseoso ya de acabar con este juego sangriento,
me des la orden,
yo encenderé una palabra, rápidamente
mis versos transmitirán el fuego de nuestro pueblo
la luz inevitable de la libertad,
hasta el aborrecido lugar donde deberán explotar
los que ahora nos explotan.
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