La efervecente ofensiva contrarrevolucionaria de las ideas, nos plantea un campo de combate inclinado, en que las reglas del mercado pasadas como perpetuas, como continuación "natural" civilizatoria, donde no hay nada que discutir, sino aceptar, cual fatalidad la existencia del mundo burgués, imponiendo como "parché" visiones filantrópicas. Sin embargo, ante la "inteligentsia" social, humanista
y política, el cuadro abigarrado y grotesco de afirmación de las ideas contrarrevolucionarias, bajo falacias algunas infantiles, bajo sofismas concientes y distorsiones cognitivas, bajo la matriz terrorista, encuentra respuestas puntuales, lastimosamente en el magma y matriz espermática general contrarrevolucionario. Las inquietudes, las posiciones, las respuestas puntuales a condiciones o situaciones generales, particulares y singulares, se desenvuelven y desarrollan bajo ópticas--en el mejor de los casos--filantrópicas burguesas o muy cercanas a ellas. Ascienden o pretenden ascender, pretenden identificarse con la clase trabajadora, con los pobres y miserables de este mundo, combatiendo las ideas burguesas, con supuestas ideaciones de categorías filosóficas o sociológicas o antropológicas, casi todas con el propósito tangencial o directo de negar, desconocer, desprestigiar, las categorías materialistas dialécticas y las ideas concisamente Marxistas. El capitalismo impone por todos los métodos y formas la idea, de que las ideas y conceptos marxistas son una mercancía podrida o desvalorada en estos tiempos, no vendible, por lo tanto no sustentable para la existencia, considera a aquellos que la enarbolan como orates, como alienados, como seres incapaces de aceptar y sobrevivir en las leyes del mercado.
En este cerco impuesto, hay que caminar al filo del abismo, condición que pocos están dispuestos a aceptar e inmolarse por las ideas marxistas, únicas verdaderamente humanas.
Hoy como nunca antes la noción procapitalista de opción civilizatoria para la humanidad está totalmente desprestigiada, derrotada. Sin embargo, las causas de su supervivencia y predominio, se encuentran en
la existencia de la mercancía y de todo lo que significa: La cosificación humana y la personalización de las cosas. No se trata sólo de las ideas religiosas o de las instituciones propias de la super estructura burguesa, se trata de las formaciones obligadas de la mercancía, del mercado, de la División social del
trabajo impuesta por el capitalismo, de la existencia del Estado burgúes, de sus legalismo impuestos, de las falacias generalistas de ideas de Libertad, Igualdad, que igualmente se reproducen como, y, en consonancia, con la reproducción del capital.
La pujanza vertiginosa y desesperada de las ideas capitalistas, se encuentra basada en el torbellino de la especulación a la que se ha deslizado el capitalismo, el ansia de acumulación de capitales ve como insuficiente la producción, ve como dificultosa su realización a través de la circulación, y, la relativa facilidad-en medio de la competencia- de acrecentar esta acumulación a través de la especulación. Especulación no sólo financiera, sino a través del despojo, de las guerras, de apoderamiento de los recursos naturales, en una lógica sin razón y sin futuro sustentable posible, de disponer de materias primas para la producción futura. Imponen una lógica analógica y anti dialéctica, de no crear proletariado industrial, de incremento aleatorio numérico de asalariados en general, creando una capa suficiente de asalariados aburguesados, en especial, en los sindicatos, y, creando una capa media de asalariados que les sirva de colchón amortiguador, ante los asalariados peor pagados, ante los desempleados, ante la pobreza e indigencia social. Esta capa alta de asalariados y la capa media de asalariados, obnubilados--en realidad forzados por razones existenciales-- por todos los fetiches comandados por el fetiche dinero, se convierten en espadachines a sangre y muerte del capital, sirviendo a la reproducción del capital.
Y lastimosamente los partidos que deberían incentivar--ya que en el interior existe por las condiciones de producción-el odio hacia la burguesía por parte de los proletarios y semiproletarios, "vanguardias" que deberían esclarecer que la guerra contra el capitalismo es una guerra a muerte, beben del -y trasmiten el--mensaje de paz en general, de libertad en general, de confraternidad en general, sumándose a los reproductores de la acumulación del capital.
La lucha por la destrucción del estado burgués y la implantación de un estado proletario capitaneando a toda la clase trabajadora, ha sido retrotraida a estado de mórula, de ergástula. Eso significa que para que alcance el estado de embrión, hay que trabajar mucho, en primer lugar sobre la clase de trabajadores industriales, sobre el proletariado industrial, para que en primer término, esta clase proletaria cope las organizaciones sindicales y las convierta en cuarteles de lucha y resistencia contra la burguesía. Hoy en América Latina los sindicatos están bajo el dominio de las capas pequeño burguesas en contubernio con el estado burgués, el peso político del proletariado industrial es practicamente nulo. El polo de poder burgués está en auge en América latina, eso se refleja en la producción dominada por los monopolios, en el nivel cde concentración y centralización en pocas familias de la riqueza nacional--ver participación en el producto interno bruto-, en las políticas estatales preferenciando medidas para acelerar la acumulación de capitales, encubiertas la mayoría de ellas, en medidas sociales-en Brasil, Ecuador, por poner ejemplos--de magnitudes nunca vistas en gobiernos anteriores, pero que llegan tarde, mal o nunca, con eficiencia y eficacia relativa, en todo caso, esas medidas sociales propugnan la acumulación de capitales, son cantos de sirena en la que son especialistas los gobiernos post -neo-liberales que siguen la saga neo-extractivista para el neo-desarrollo del capitalismo en las américas.
En este primero de mayo, esa masa de trabajadores, amasijadas por dirigentes venales, debe salir a las calles a decir que reivindican la condición de seres humanos, que no pueden ser tratados como parias, salir a denunciar la bestialidad de las guerras, la necesidad de salvar al planeta y oponerse a la depredación del mismo, pero sobre todo a expresar su odio a la burguesía de cada país y su odio hacia el imperialismo.
Enviado por: Gabriel Abad
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