Enredaban mis pensamientos
Ellos me enseñaron el valor de lo verdadero.
Fuerte, cada vez más fuerte
Desbordó mi casa, derramó los arados
Se colgó de la yunta del ganado
La amasaron manos arboladas
La cocieron en el fuego
Y la llevaron a todas las mesas de Copala
Así la voz rompió el silencio
Después los cerros trajeron nuevos vientos
Fríos, de metal oscuro bramando tras los dedos
Querían enmudecer la piel de los telares
Enfriar el colorido de las manos en el aire
Yo los oía retumbar en las iglesias
Rebotaban como piedras en mi alcoba
Invocaban la oquedad que hoy me reclama
Para encimar su caciquil sombra vendida
Y levanté la voz para quitar las piedras del camino
Otra vez, como el abuelo ahora vivo
Comenzamos a ir más allá fuera del mundo:
Donde somos fruto y semilla para el pueblo
Donde la tierra es casa y amplia para todos
Hilo colorado para tejer ropa de cielo
Las aves seguían silbando el precio de la verdad
Y las escuché y seguí adelante
El precio de aspirar a ser igual
Con sólo la palabra tejí todos los puentes
Decían que aquí es demasiado lo que hay que pagar
Entonces era joven y pobre, pero fuerte
¿Por qué sólo aquí muerto se obtiene libertad?
En que los recibí dentro de la inmensa iglesia azul
Ahora yo les grito desde aquella gruesa rama
Que canten la verdad con toda plenitud
Fuente: http://municipioautonomodesanjuancopala.wordpress.com/2011/04/08/a-tres-anos-de-la-muerte-de-felicitas-martinez-y-teresa-bautista-de-la-radio-comunitaria-la-voz-que-rompe-el-silencio-de-copala-por-paramilitares-mult-pup/
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