Anticapitalistas en la Otra

Anticapitalistas en la Sexta es un espacio de discusión y organización política de carácter anticapitalista e internacionalista, que busca enlazar las luchas y fortalecer la unidad de las y los trabajadoras de la Ciudad, el Campo, el Mar y el Aire, y del resto de l@s explotad@s por el sistema capitalista para avanzar en la construcción de un Programa Nacional de Lucha y su Plan de Insurrección. Como segundo propósito buscamos difundir las luchas, denuncias y actividades de los adherentes a La Sexta en el país y el mundo, y también de todos aquellos que que sin ser parte de La Sexta se encuentren abajo y a la izquierda.

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Video del mes: Palabras del mes: Es preciso no olvidar que en virtud y por efecto de la solidaridad del proletariado, la emancipación del obrero no puede lograrse si no se realiza a la vez la liberación del campesino. De no ser así, la burguesía podría poner estas dos fuerzas, la una frente a la otra, y aprovecharse, por ejemplo, de la ignorancia de los campesinos para combatir y refrenar los justos impulsos de los trabajadores citadinos; del mismo modo que, si el caso se ofrece, podrá utilizar a los obreros poco conscientes y lanzarlos contra sus hermanos del campo. CARTA DE EMILIANO ZAPATA A GENARO AMEZCUA Tlaltizapán, Febrero 14, 1918

Firma en contra de la reactivación del proyecto de despojo en Atenco

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Argos: Antes y después del “cablegate”

El análisis de las renovadas crisis en Oriente Medio antes y después del llamado "cablegate" pudiera transparentar la cándida idea del escándalo y mostrar maquiavélicas intenciones, como espectros.

Antes y después del "cablegate"
x ANARAY LORENZO

GEOPOLÍTICA...ARGOS: DICIEMBRE 29 DE 2010

Escribir sobre geopolítica en Oriente Medio desde el mismo centro de la polvareda dejada por Wikileaks me anima por dos razones: una contempla la posibilidad de mostrar algunas aristas de la decadencia imperialista, cuya defunción como superpotencia global –al parecer- se vislumbra más cercana de lo que se pensaba, y la segunda, no ajena a la primera, tiene que ver con las revelaciones per se acerca de la región que nos ocupa y el manejo de esa información por los medios corporativos, una cuestión que va mucho más allá de la inocente idea del "cablegate", como a menudo se identifica este fenómeno, del cual sería aún más juicioso preguntarse a quién beneficia.
Cuando en julio de este año vieron la luz pública las primeras filtraciones de Wikileaks enfocadas tanto en los crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos en Afganistán como en temas relacionados con los derechos civiles y la "militarización de la patria", un nuevo triángulo geopolítico asomaba su faz en Oriente Medio. Irán, Turquía y Siria estaban creando un eje regional que amenazaba con sustituir el tradicional triunvirato árabe conformado por Arabia Saudita, Egipto y Siria. Las visitas de los presidentes iraní y sirio a Ankara y la participación del primer ministro turco Recep Tayyip ErdoÄŸan con el otrora mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en el episodio del problema nuclear iraní apuntaba a un renovado sentido de alianza que fue observado con mucho interés y preocupación en Occidente y, principalmente en Israel, que se encontraba en medio de una crisis de gobierno.
Es imposible pasar por alto que EE.UU. disfrutó, durante mucho tiempo, de una capacidad única para mediar los conflictos en el Oriente Medio y arbitrar según su conveniencia a favor de lo más oportuno para sus intereses en la región. La amenaza de una guerra nuclear por el desacato de Irán ponía más salsa al asunto además de restregarle a toda la humanidad, mediante su política disuasiva,  la prepotencia que le caracteriza, así como su exclusiva condición de amo global.
Pero entre los países del Golfo existe tanto en juego como dificultades para hacer el juego. Y ésta, precisamente, iba a ser una de ellas. Para Washington una alineación así sería como dardo envenenado. Pero la partida volvió a abrirse cuando llegaron las revelaciones del portal fundado por Julian Assange, a diestra y siniestra, entreteniendo, digamos, a la opinión pública mundial con los consabidos desmanes del poderoso imperio en Afganistán e Irak.
En realidad, lo que se divulgaba no era nuevo, pero sí la confirmación faltante, porque siempre precisamos de la confirmación escrita, probada, como si se tratase de un juicio en el que hay que presentar materiales rotundos, aún cuando la realidad día a día demostrada y denunciada supere con creces lo estampado en dichos panfletos. Sí, Julian Assange existe, amigo Luis Toledo Sande*, sabemos que existe este hombre, que fue perseguido y encarcelado, supuestamente, ¡por abuso sexual! y que ahora mismo está bajo libertad provisional restringida y hasta puede olerse la posibilidad de que se le extradite a Norteamérica, donde –dice la retórica oficial- deberá pagar por cargos de espionaje.

Cordura, cordura… pensemos mejor y más profundo.
Los cables filtrados de WikiLeaks también fueron usados para crear divisiones entre Irán por un lado, y Arabia Saudita y los estados del Golfo por el otro.
Después de que WikiLeaks denunciara que ciertos estados árabes estaban preocupados con el programa nuclear iraní y pidieron a EE.UU. que tomara represalias militares contra Irán, la Secretaria de Estado Hillary Clinton aprovechó la oportunidad para decir que los cables filtrados muestran que la comunidad internacional comparte la preocupación de EE.UU. por el programa nuclear iraní. (Tehran Times: WikiLeaks promoting Iranophobia, 5 de diciembre, 2010)
¿Qué pasa con Wikileaks…? O, pensemos, ¿Qué hay con los medios corporativos como The New York Times, abocados en la publicación "selectiva" de los susodichos cables? Hace muy poco, el economista canadiense y profesor emérito de la Universidad de Ottawa Michel Chossudovsky, recordaba en uno de sus artículos que los medios corporativos de EE.UU. y específicamente The New York Times son una parte integral del establishment económico, conectado a Wall Street, los "think tanks" de Washington y el Consejo de Relaciones Exteriores.
Más aún –recalcó- los medios corporativos de EE.UU. han desarrollado una relación de largo plazo con el aparato de inteligencia del país desde la Operación "Sinsonte" (Mockingbird, en inglés), un proyecto de la Oficina de Proyectos Especiales de la CIA que funciona desde principios de los años cincuenta.
Wikileaks no es un proyecto típico de los medios alternativos. Chossudovsky lo ilustra de la siguiente forma: "Mientras que el proyecto y su editor Julian Assange muestran un compromiso y una preocupación por el respeto a la verdad en la información, las filtraciones recientes de los cables de la embajada han sido cuidadosamente "redactados" por los medios corporativos en consulta con el gobierno de EE.UU."
A esto debemos añadirle que los periódicos The New York Times, The Guardian y Der Spiegel están directamente involucrados en la edición y selección de los documentos filtrados, mientras que The London Economist también ha tenido un papel importante.

¿Estrategia?
No. No pensemos todavía que este "cablegate" es otra estrategia de la Casa Blanca para justificar sus planes, que es un doble juego de sus inquilinos para lanzarse como águilas sobre sus presas, tan embadurnadas como el contrario mismo, porque de otro modo sería demasiado sospechoso. Amigo Toledo Sande, Assange no es Osama Bin Laden, del que a cada rato, como bien apuntas, aparecen simples videítos, pero ¿sabes? a veces hasta se me parece, por ser tan opuesto, por ser acaso un personaje a lo Lara Croft o el Agente 007, no por sus pistolas, sino por sus artes, y la despampanante tecnología que sostiene su labor. Tal es así que hace poco leía sobre el búnker de Estocolmo donde se encuentran los servidores donde Wikileaks está "a salvo" y no pude evitar pensar en Assange como un galán salvador, como un apuesto héroe de algún filme hollywodense.
¿Dije que tratáramos de no analizar las cosas de ese modo todavía? Cierto. Alguna vez se aclarará, como dice mi amigo, hasta qué punto o en qué grado pudo haber connivencia entre determinadas autoridades de los Estados Unidos y los ejecutores putativos, sin excluir a los materiales, del atentado a las Torres Gemelas, un monstruoso atentado que, ya sabemos, vino como anillo al dedo a los planes guerreristas del imperio y a su complejo industrial-militar.
 Es conveniente, pues, hablar de cómo los medios corporativos han utilizado las revelaciones del portal digital. David Sanger, corresponsal en jefe de la oficina del NYT en Washington ha explicado que sus laboriosos colegas revisan los cables cuidadosamente para tratar de reescribir el material que –estiman- podría perjudicar a individuos o afectar a operaciones en proceso. Hasta han tomado la "medida inusual" de mostrar alrededor de 100 cables al gobierno de EE.UU. y preguntarle si tiene sugerencias sobre la redacción de los mismos, de ahí que el resultado sirva inevitablemente a los intereses de la política exterior de EE.UU.
"Una vez que las filtraciones son canalizadas por los medios corporativos, editadas y redactadas por el NYT, van a servir inevitablemente a los intereses de la política exterior de EE.UU., incluyendo las preparaciones de la guerra de EE.UU.-OTAN-Israel contra Irán", asegura Michel Chossudovsky.
La prueba la tenemos cerca: un cable de los archivos WiliLeaks, fechado el 24 de febrero de este año y publicado por NYTimes.com el 28 de noviembre de 2010, dice que Irán obtuvo 19 misiles de Corea del Norte... Estos misiles tendrían la capacidad de atacar capitales de Europa Occidental o fácilmente llegar a Moscú; y los oficiales estadounidenses advierten que poseen propulsión de avanzada, lo que podría acelerar el programa iraní de misiles balísticos intercontinentales.
Quizás este arranque del secretario de defensa Robert Gates, que TomDispatch.com valoró como un intento de minimizar la filtración de más de 250 mil documentos del Departamento de Estado sea lo suficientemente ilustrativo de lo que hasta ahora intenté expresar: "El hecho es que los gobiernos tratan con EE.UU. porque les interesa, no porque les gustemos, no porque confíen en nosotros, y no porque crean que podemos guardar secretos… Algunos gobiernos tratan con nosotros porque nos temen, algunos porque nos respetan, la mayoría porque nos necesita. Todavía somos esencialmente, como se ha dicho antes, la nación indispensable."
Sabiduría típica de Washington, dice Tom, en tanto el británico Simon Jenkins, desde su modesto escritorio en The Guardian, fabula con las wikirevelaciones: "El derroche de dinero es asombroso. Los pagos de ayuda [estadounidenses] nunca se controlan, nunca se auditan, nunca se evalúan. La impresión es que la superpotencia mundial deambula inerme por un mundo en el cual nadie se comporta como debe. Irán, Rusia, Pakistán, Afganistán, Yemen, las Naciones Unidas, todos están perpetuamente fuera de guión. Washington reacciona como un oso herido en sus instintos imperiales, pero su proyección del poder es improductiva."
   Oso herido. Decadencia. Wikileaks. Estas son mis palabras claves.

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