La policía dispersa manifestación de 30 mil personas en Bahrein; el saldo, 70 detenidos
Un herido durante una protesta en favor de la reformas políticas en Marruecos, es trasladado para recibir atención médica, ayer en CasablancaFoto Reuters
Afp, Dpa y Reuters
Periódico La Jornada
Lunes 14 de marzo de 2011, p. 31
Manama, 13 de marzo. Bahrein y Yemen fueron hoy escenarios de nuevas protestas. Pero mientras en el reino del Golfo el rey Hamad Bin Issa Jalifa ofreció a los opositores iniciar el diálogo rápidamente
, en la república yemenita los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía son cada vez más violentos y durante las últimas 48 horas arrojaron un saldo de nueve muertos.
Unas 30 mil personas reclamaron reformas democráticas ante el palacio del monarca, aliado de Estados Unidos y la vecina Arabia Saudita. La policía dispersó a los manifestantes a golpes, con saldo de 70 personas heridas.
Más tarde, en una declaración oficial, Jalifa manifestó su deseo de que
todas las partes se sienten rápidamente a la mesa de diálogo nacional, con intenciones sinceras para alcanzar un consenso
sobre cómo salir de la crisis política, que enfrenta a la mayoría musulmana chiíta con la gobernante minoría sunita.
El comienzo del diálogo se retrasó porque el príncipe heredero, Salman Ben Hamad Jalifa, rechaza la propuesta del partido Wefaq –cuyos legisladores renunciaron a sus cargos en el parlamento en febrero– de disolver el gabinete y dirigir las negociaciones hacia el establecimiento de una monarquía constitucional, que reste poder al rey y dé mayores facultades a un legislativo electo popularmente.
En la capital yemenita, la policía dispersó a manifestantes en las inmediaciones de la Universidad de Saná, que volvieron a pedir la dimisión del presidente Ali Abdulá Saleh. El sábado, los uniformados arremetieron contra opositores en Adén y Mukalla y siete fallecieron; dos murieron en Saná este domingo.
Decenas de personas resultaron heridas, algunas de gravedad en Casablanca, después de que la policía marroquí intentó ingresar a la sede del Partido Socialista Unificado (de izquierda) donde se refugiaron. Tras ser dispersados durante una marcha pacífica para exigir reformas politicas, los inconformes se guarecieron en esa sede.
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