Ominoso silencio
Hay, por lo menos, 50 familias amenazadas de muerte en esta comunidad triqui que se atrevió a desafiar a los caciques locales amparados y financiados por los poderes estatal y federal. Son hombres, mujeres y niños que no pueden salir de sus casas porque les disparan los paramilitares, a quienes los voceros de San Juan Copala han identificado como integrantes de la Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort) y del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (Mult).
Desde el pasado 13 de septiembre, día en que se apoderaron del palacio municipal, los paramilitares han herido a tres mujeres. El día 15 ocurrió la agresión más reciente: una mujer de 85 años, a quien le dispararon cuando se asomaba por la puerta de su casa.
Jorge Albino Ortiz, coordinador de derechos humanos del municipio autónomo, declaró que los paramilitares, después de posesionarse del palacio municipal, no han dejado de disparar sus armas de fuego de grueso calibre contra los pobladores
.
Albino Ortiz afirma que a la octogenaria mujer, identificada como María Macaria Merino Martínez, no han podido trasladarla de su casa a un centro de salud porque los pobladores no pueden salir de sus casas.
Un reporte ofrecido por Reyna Martínez Flores, representante de las mujeres en resistencia en Copala, detalla que los paramilitares “le están dando a todo lo que se mueve… la gente ya no puede ni salir al baño, porque les disparan; están sin luz, sin alimento, y no hay solución; ni la policía puede entrar a rescatar a las heridas, porque está bloqueado el camino”.
Al momento de escribir estas líneas no hay un sólo medio de comunicación que pueda (o quiera) entrar al lugar y reportar lo que está ocurriendo. Mucho menos se tiene información oficial del gobierno de Ulises Ruiz. Nada se sabe a ciencia cierta y a pocos parece importarles.
¿Qué tiene que pasar en San Juan Copala para que la sociedad civil, el movimiento social y los medios de comunicación actúen antes de que suceda una matanza que todo el mundo lamentará? El municipio autónomo, sus hombres y sus mujeres, están llamando con urgencia a las organizaciones de derechos humanos, a los movimientos sociales y a todos aquellos que crean que los triquis merecen vivir dignamente, a que denuncien esta situación y demanden garantías para el municipio de San Juan Copala y se detenga a los asesinos.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2010/09/18/index.php?section=opinion&article=016o1pol
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