Rearmando la esperanza
no necesitaron buscar a los de abajo
porque eran de allí mismo
para bien
y para mal
llevaban la marca en el orillo
en el carnaval
de la vida jodida
más bien se plantaron
desde sus propias fuerzas
y experiencias compartidas
y desde allí aprendieron
entre tantas otras cosas
buenas o no tanto
que si no metían pechera
los pisoteaba el desfile
de los profesionales
en eso de revolear tramperas
para seguir tumbando
y encerrando
en la noria infeliz
para rebelarse
ante tanta obscuridad
pero entendian pronto y claro
que no había que tropezar siempre
con la misma piedra
ni los compraban
amaban la vida
y la alegría
y sin embargo
hubo un día
en que a la vuelta
de una esquina cualquiera
toparon con la injusticia
y sus peores concesionarios
pegando duro
los golpes bajos
desparramando castigo
imponiendo todas sus miserias
a los mismos de siempre
al monstruosario desatado
las bestias con chapa de institución
que ensangrentaban
fábricas, barrios, escuelas,
nuestras gentes
campo afuera
asfalto adentro
decretando la obscuridad
la muerte
el saqueo
los negocios sucios
la inmundicia como sociedad
un destino de ganado
condenado de antemano
-como hicieron otros antes-
se prendieron a la mejor nostalgia
la de esa ausencia que apasiona
porque sigue por llegar
aquella del futuro sin mal
que será creación
por nacer sin haber sido antes
vivencia empecinada
contra viento y marea
idea fuerza,
madre paridora
siempre nueva
a pesar que viene de lejos
que buscando la justa
de cuestión en cuestión
fueron comprendiendo más y mejor
y asumiendo lo que entendían
porque además de palabras
tenían corazón y ganas
declarandose herederos
de todas las ilusiones hechas pedazos
de los sueños que siempre preguntan
y las respuestas empecinadas
que alientan la existencia
para que el mundo ya no sea una porquería
desde el aquí y ahora de cada quien
se juntan para ocupar sus propios lugares
construyen a pulso
cruces de caminos
para encontrarse
mano a mano
juntando los pedacitos queridos
que rearmen la esperanza
al sol -o como se pueda-
pero siempre por fuera de las gusaneras
de las que nunca naceran mariposas
ni primaveras
ahí están
nuestras gentes compañeras
porque sí, se la creyeron
y la seguirán
seguramente la seguirán
cueste lo que cueste
haciendo lo debido
y no cualquier cosa
porque sus hermanas y hermanos
-aún quienes la sufren en silencio-
siguen sangrando
por las mismas heridas.
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