Pedro Leyva Domínguez habla
de la lucha por las tierras de Xayakalan
para Pedro y Trinidad
Cuando supe de la recuperación de las tierras
nahuas en Ostula, Michoacán, del 29 de junio de 2009, me cayó
como uno de los logros más grandes ocurridos en México desde
hace mucho tiempo. Pensé que si todos los colectivos,
organizaciones e individuos que queremos cambiar el mundo
pudiéramos lograr la quinta parte de lo que ellos han hecho,
el mundo sería otro.
El enero pasado fui a Xayakalan para entender
cómo la comunidad había logrado la toma de sus propias tierras
ancestrales.
Tuve el gran privilegio de conocer a dos
compañeros que me platicaron de lo que habían hecho y cómo.
Andaban ahí en la guardia comunal defendiendo su conquista,
trabajando las tierras, construyendo la comunidad autónoma y
diciendo la verdad a la gente. Pedro tenía 33 años, Trinidad
(mejor conocido como el Trompas), 73.
Dijo Pedro que hubo previos esfuerzos para
reclamar las tierras, pero que a partir del 2008, fue el
Trompas quien empezó a ir a una encargatura tras otra para
convencer a la gente que no pudieran esperar más, que tuvieran
que ir por las tierras ancestrales. Pedro enfatizó que lo
difícil era superar el miedo que paralizaba a mucha gente.
Trompas contó más detalles del proceso de organización, de la
importancia del Manifiesto de Ostula que reclama el derechos
de los pueblos indígenas a la auto-defensa, de los casi 20
compañeros asesinados y desaparecidos en Ostula (ahora son 28
asesinados y 4 desaparecidos), y de las amenazas y hostigamiento constantes
que han recibido en Xayakalan de los militares, policías y
paramilitares ––defensores de los intereses de los carteles
turísticos, mineros y narcos ansiosos de apoderarse del
paraje. http://www.lahaine.org/index.php?blog=3&p=50961
El 6 de octubre, supe que Pedro Leyva Dominguez
había sido asesinado, y
el 6 de diciembre vino la noticia de la tortura y asesinato de
Trinidad de la Cruz Crisóstomo.
Según la Campaña Alto a la Guerra contra Ostula,
los dos compañeros habían sido amenazados por
narco-paramilitares que viven en Xayakalan. El 14 de
noviembre, Trinidad fue brutalmente golpeado en la presencia
de la comunidad con un arma AR-15 por
Prisciliano Corona Sánchez, El Chalano,
Iturbide Alejo, El Turbinas, y
Margarita Pérez, La
Usurpadora. Las mismas personas son acusadas de ser algunos
de los responsables por la tortura y asesinato de Trinidad
cuando fue bajado de una caravana del Movimiento de la Paz
con Justicia y Dignidad el 6 de diciembre. Representantes
del MPJD lo acompañaban a una Asamblea en Ostula donde se
esperaba que la gente rechazara una propuesta del gobierno
para conceder la mitad de las tierras a los pequeños
propietarios.
Imposible
medir la pérdida de las vidas de compañeros como Pedro y Trinidad.
Imposible reparar el
daño irreparable. Pero
nadie puede borrar lo que hicieron o lo que representan. Como
un pequeño homenaje para mantener su fuego encendido para las
luchas de hoy y mañana, aquí abajo pongo la transcripción que
hice del testimonio de Pedro sobre el proceso organizativo de
la recuperación de las tierras de Xayakalan, presentado en las
III Jornadas Andino Mesoamericanos celebradas el 28, 29 y 30
de septiembre en México DF.
carolina
Testimonio de Pedro Leyva—III Jornadas Andino
Mesoamericanas
Bien compañeros,
muy buenos días, compañeros de Bolivia, Perú, Venezuela, nación
Mapuche, Guatemala, Colombia, República de Ecuador, Mezcala,
Guerrero, Cherán, y los organizadores que con su visión y su
inteligencia hacen posible este encuentro de pueblos.
Para nosotros,
para mí, para mis compañeros, es un placer que estemos aquí con
ustedes. También para nosotros es muy interesante escuchar sus
opiniones. Gracias también a los organizadores, organizadoras,
que con su esfuerzo y su empeño para unir estos pueblos con su
sabiduría, nos han invitado y nos tienen aquí presentes. Muchas
gracias.
Bueno compañeros,
compañeras, hermanas, hermanos, pues nosotros también nos hemos
encontrado en batallas. Nos hemos encontrado en lucha hasta el
día de hoy, se puede decir. Nosotros todavía nos encontramos en
lucha. Nosotros todavía nos encontramos en batallas. Para
nosotros la lucha, la guerra no ha terminado. Nosotros todavía
seguimos combatiendo a aquellos que vienen pisoteándonos.
Nosotros el fusil no lo hemos soltado. Nosotros el fusil todavía
lo traemos en mano. Nosotros todavía seguimos luchando. Todavía
seguimos defendiéndonos.
Pero ahora al
escuchar estos comentarios, sus experiencias, sus
participaciones de los compañeros, me da mucho gusto saber que
hay muchos compas que están dispuestos para luchar.
Nosotros así
veníamos pasando el día 29 de junio del 2009. Nosotros teníamos
cerca de 700 u 800 hectáreas de tierras en manos de pequeños
propietarios de La Placita, Michoacán. Ellos nos estaban
invadiendo casi cerca de 45 años. Nosotros lo peleábamos por
medio de cómo se pelea legítimamente, legalmente, instituciones
gubernamentales, ante la Secretaría de Reforma Agraria. Íbamos
con cualquier tipo de institución. Nos presentábamos para lograr
que nuestras tierras se vinieran en paz. Pero ¿sabes qué? Al
gobierno no le interesa. Para el gobierno esto nada más es una
burla. Para el gobierno ¿sabes qué? Esto le vale gorro.
Entonces nosotros
veíamos como ellos ya tenían más de mil hectáreas. Inclusive
llegaron un momento cuando empezaron a repartir parcelas, lotes
para que la gente llegara a vivir y se nos complicaran más las
cosas. Pero para entonces nuestra comunidad estaba bien dividida
por parte de los partidos políticos que existen hoy aquí en
México.
Entonces el
gobierno siempre trataba esta estrategia de dividirnos para que
nunca fuéramos a recuperar nuestras tierras. Y siempre metía
personas introducidas a nuestra comunidad con billetes
pagándoles para que cualquier organización que se levantara en
lucha en defensa de nuestras tierras, los desorganizara, los
desbaratara.
¿Cómo comenzó
todo esto? Un compañero comenzó a hacer esto. [El compañero se
llamaba Trinidad de la Cruz Crisóstomo.] Dijo, bueno, tú
comunero, ¿no vas a ir a defender tus tierras que nuestros
ancestros, nuestros padres nos dejaron, que ellos pelearon,
lucharon defendieron con fusil en mano? ¿Ahora es posible que
nada más por miedo, por temor, no las vamos a ir a rescatar? Las
tierras nos están reclamando. Nuestros títulos primordiales
dicen que nuestras tierras no se venden. Tampoco se caducan. No
son ajenables. Nuestras tierras están bien, perfectamente.
Entonces, así se empezó ir encargatura por encargatura en
nuestras asambleas generales que teníamos. Éramos humillados
muchas veces cuando llegáramos en comisiones pequeñas. Ya
éramos, o comenzamos con uno, con dos, tres, cuatro, cinco, seis
y seguimos con más y más. Y en las asambleas íbamos veinte
personas nada más decididas a exponer este problemática de
nuestras tierras, que nuestras comunidades estaban a frente del
enemigo que estaba invadiendo nuestras tierras.
Entonces nosotros
siempre tratábamos de ver esto del gobierno, pero el gobierno no
nos hacía caso. Teníamos todas las minutas, teníamos todos los
papeles que la Secretarios. Por eso cada vez que llegaba un
Secretario aquí del gobernador de Michoacán, para nosotros, ya
lo conocíamos, que era un chismoso, que era un mentiroso.
Nosotros así le decíamos. ¿Sabes qué? Deja de venir con tu
chismería aquí. Aquí no nos vengas a engañar. No nos des atole
con el dedo, nosotros decíamos.
Entonces de esa
forma nosotros en las asambleas inclusive éramos humillados y
aún todavía muchos podían decir que éramos una bola de
revoltosos. Pero más que nada nosotros estábamos interesados en
nuestra lucha. En nuestra independencia. Entonces, nosotros como
éramos humillados en nuestras asambleas, no nos retiramos.
Éramos criticados fuertemente,
hasta que decían que no más éramos unos alborotadores, que a la
hora de la hora nos íbamos a vender, que nos íbamos a rajar. Y
nosotros les decíamos que no. Que estas tierras nos pertenecen,
que nuestros títulos lo están reclamando.
De esta forma nos
empezábamos a levantar y fuimos y fuimos más y más. Fuimos a ver
a los comisariados. Fuimos a ver a su compañero, el jefe de la
vigilancia, que se encargaba de ver en los linderos los
problemas que hay, pero él más bien andaba enredado en los
partidos políticos en lugar de mirar los linderos de nuestros
terrenos.
Pero cada vez
fuimos ganando más y más. Y había señores ya de experiencia,
señores de unos sesenta, setenta años ya ancianos, personas que
ya no creían que esto se iba a ganar y sentían que estaba
perdido. Todavía ellos decían que no habían nacido unas personas
que iban a rescatar esas tierras que primero se llamaban Las
Majahuas. Bueno, estaban Las Majahuas pero se decían La
Canahuancera. Ahora es la nueva encargatura que se llama
Xayakalan. Ahí vivo. Su servidor.
Entonces nosotros
comenzamos y nos empezamos a organizar más y más y más y hacían
asambleas permanentes. Porque también ellos decían: Nos vamos a
hacer asambleas cada dos, tres días, asambleas permanentes.
Ellos estaban abiertos en la mesa en cualquier instante, en la
asamblea para que la economía de nosotros de fuera debilitando. Hacían
estrategias no para unirnos, sino más bien para que nuestra
economía se fuera debilitando más y nos fuéramos retirando hasta
decir ya no tenemos dinero para ir a la asamblea donde alguien
iba a atacarnos.
Pero ¿sabes qué?
Gracias a Dios, Dios es grande. A veces no sé de donde, pero
salía la moneda ¿verdad? Y a veces a zapato íbamos caminando con
lonche, unas veces unos tacos ahí en el camino, comiendo
tortillas frías con un taco de frijol y con huevo y un chile en
el camino y vámonos.
Teníamos que
sacar adelante todo esto. Una lucha no es fácil. No es fácil. Es
desgastante. Pero entonces cuando nosotros comenzábamos a ir, y
cada vez más, y gracias a Dios que la gente empezó a entender.
Empezó a entender que era necesario recuperar nuestras tierras.
Los pequeños propietarios estaban regalando lotes a personas
fuera de la comunidad para que nos
estaban invadiendo cada vez más y más y más.
Para entonces ya
se empezó a organizar a la gente y entonces en la Asamblea
General se empezó a tomar decisiones que para organizar teníamos
que echar fuera los partidos políticos. Que los partidos
políticos para nada nos funcionaban, que para nada nos servían,
que nada más se utilizaban para destruirnos. Para dividirnos.
Siempre llegaba
el gobierno prometiéndonos unos cartoncitos, una tejita, un kilo
de frijol, un kilo de arroz, “y con esto estarán sobreviviendo”,
decían. Pero para nosotros, nuestras tierras no valen eso.
Entonces cada vez
más se llegó a decir en la Asamblea General que no íbamos a
votar. Y así fue. No
votamos. Nos unimos esa vez todos.
El 29 de junio de
2009 se hizo la concentración en la encargatura del Duin.
Pero también para
entonces teníamos nuestra Asamblea. Miró que era necesario
también tener una defensa de ataque. Entonces nuestra Asamblea
dijo: Vamos a nombrar nuestra policía comunitaria, porque
nosotros no podemos depender de la policía municipal o del
gobierno del estado o del ejército. No, pues eso no. No es de
nosotros. Ese es del gobierno. Entonces nosotros decidimos que
necesitábamos uno propio de nosotros. Voluntarios. Sin sueldos.
De corazón. Hombres de lucha. Y que pasaran delante de la
Asamblea para que tomaran protesta. Y que se comprometieran con
su pueblo, con su comunidad. Decidimos que era necesario tener
una fuerza de ataque para tener la resistencia fuerte.
Bueno, se logró.
Se hizo, gracias a Dios. Se tomó todo eso. Entonces se hicieron
cerca de setecientos policías comunitarios y la guardia comunal.
La policía comunitaria se encargaba de las encargaturas, pero la
guardia comunal es comunal, como si fuera del gobierno del
estado, o del gobierno federal, para decirse, pero es comunal.
Lo eligieron nuestra Asamblea.
Para eso,
nosotros no fuimos a pedirle permiso al gobierno, para decir qué
día que nos daba permiso. Nosotros no. Nosotros lo hicimos por
nosotros porque mirábamos que era necesario. Nosotros mirábamos
que era una necesidad para nosotros para nuestra defensa.
Entonces ese día
29 de junio, la policía
ya se había introducido. Tenían las comunicaciones, pero como
nunca éramos…. digo éramos nuevos para esto. También teníamos
miedo. Muchos de nuestros compañeros decían: Nos van a atacar por agua. Eso fue
porque nuestra comunidad se encuentra en la costera que va de
Colima a Lázaro Cárdenas. De Manzanillo a Lázaro Cárdenas en el
estado de Michoacán. De Lázaro Cárdenas rumbo hacia Maruata, no
sé si alguno conoce lo que es Maruata. El Faro queda cerca de
nuestra comunidad del municipio de Aquila. Por ahí está ubicada
nuestra comunidad.
Entonces muchos
decían, pues, como tenemos costa, tenemos playas, muchos decían:
Van a venir por barcos, y nos van a atacar. Nos van a aventar
bombas y tanques. Van a venir y todo esto. Porque también había
paramilitares, que había narcotraficantes, que había mafiosos
que estaban secuestrando, matando. Cuando nosotros llegamos a
introducirnos ahí, encontramos fosas. Encontramos cerca de 200 o
300 fosas donde enterraban sus víctimas. Mujeres, calzones de
mujeres, de niñas de unos 15 o 16 años. Había un desmadre, pueda
decirse. Entonces había un sinfín de cosas.
Pero ese día
cuando nosotros llegamos, pues, ya mandamos la policía
comunitaria. Ya en la tarde, como a las 7 de la tarde, nos
reunimos ahí en el Duin.
Llega mi padre y
me dice: “Hijo, prepárate, la comunidad te necesita. Es
necesario que vayamos por nuestras tierras. Yo no sé quién vaya
a regresar”. Somos cinco
hermanos, decía el: “Tengo cinco hijos pero no sé cuántos vayan
a regresar. Vayan a casa, díganle a su madre que les prepare
unos lonches, cada quien separados. Cómprense un encendedor, una
linterna y llévense un nailon. Llévense sus resorteras”. No van
a creer que esas resorteras eran para una pedrada. “Y un
cuchillo o navaja”. Pues, nos íbamos yendo a la batalla. Éramos
nuevos.
Los de la policía
comunitaria iban cargando sus radios también. Los traían todo el
día prendidos y para el momento de la batalla, cuando entramos,
los radios estaban bien descargados. Ah bueno, pues hay muchos
detalles…
Total que fuimos.
Nos fuimos ese día y ahí estaban los pequeños propietarios ahí
en sus casas y decían: “Oh, indios, ¿para dónde van? No es
tiempo de cangrejos”. Nosotros les decíamos que no venimos por
cangrejos, que veníamos por nuestras tierras. Y decían. “No,
están locos”. Pero no sabían que habíamos introducidos dentro
del paraje cerca de mil personas. Y los demás no alcanzaron
entrar porque se puso un reten fuerte de parte de paramilitares
contratados por los pequeños propietarios en la entrada donde
nos recibieron con disparos de cuernos de chivos, AR-15s,
AK-47s. Pero ¿sabes qué? Yo creo que estaban disparando con
miedo. Porque nada más a un compañero mal lo hirieron con un
rozón que le dieron en la frente, pero no le entró. Como que si
fuera desviada, no sé cómo, pero gracias a Dios algo así pasó. En ese momento en la
lucha también a uno se encomienda a Dios porque uno no puede ir
a la lucha no más por irte así…Tienes que ir confiando en
alguien también, y decirle, “Señor, tú sabes que no es en vano. Es nuestras tierras,
tenemos que reclamarlas. Tenemos que rescatarnos”.
Entonces ese día
nos fuimos, nos decidimos y ya cuando se enfrentó el ataque,
pues, estuvimos. Yo alcancé entrar hacia adentro. Me alcancé
entrar hacia adentro con mis hermanos y ya adentro nada más se
oían las ráfagas y los disparos y nada más escuchamos como las
balas cruzaron, como que cortaron el viento y nada más la sangre
se siente así como diciendo ¿A qué horas se va a traspasar por
mí o a qué horas me va a hacer rojear? Pero también, viendo
donde está para no estar ahí sólo mirando ¿verdad?
Entonces los
compañeros que no alcanzaron entrar—unos seis mil compañeros de
la comunidad –– empezaron a hacer retenes en la carretera porque
los pequeños propietarios iban yéndose a hacer sus desmadres en
las encargaturas. Nuestra comunidad cuenta con 22 encargaturas.
Entonces dijeron:
Estos indios todos están ahí metidos. Todos están ahí. Entonces
vamos allá a violar a sus mujeres, a sus niñas, a sus hijos. Y
esta táctica no la sabíamos y ni siquiera habíamos planeado
poner retenes en la carretera pero todo se vino coincidiendo.
Pusimos un reten
ahí en Xayakalan. Pusieron otro retén en el crucero de Ostula y
otro reten se puso en el Duin. Pero ya más noche se retiró el
retén que estaba frente de Xayakalan y nos quedamos así solos
ahí en el paraje y no más se oían los carros, como pasaban. Y
mirábamos como venían tres o cuatro camionetas, todo bien
equipadas.
Pero ¿sabes qué?
Nuestra gente tampoco nunca se rajó. Íbamos. Y en el momento en
que llegamos también se rendían y ellos decían que no quería
pedos. Así hablaban: “No, no queremos pedos”. Y nosotros
decíamos: mayo se fue, ya viene junio.
Entonces, ya más
noche, era junio y se iba a venir las aguas y ya estábamos
adentro y decíamos ¿saben qué? Que nadie haga una fogata o vamos
a ser detectados. Ya adentro la policía comunitaria puso una
guardia donde el pueblo estaba en el centro. Y se dijo que nadie
puede salir de ese círculo porque quien saliera era un cadáver
ya. Así que si tienes ganas de hacer del baño o hacerte popó,
haz un pozo ahí en la playa, hazlo y entiérralo. Puedes dormir
hasta encima de él, porque en este momento no estábamos de
vacaciones, estábamos en lucha.
En ese momento me
di cuenta que mis tacos estaban acedándose, pero ni modo, los
tuve que comer porque sería necesario traer algo en el estómago.
Para eso, el
retén estaba fuerte en el Duin. Nuestras hermanas, hermanos,
esposas, todos se congregaron en el Duin en el centro cuando se
empezaron a dar cuenta de algo.
––Oye ustedes,
¿por qué se están regresando?
––Porque ya no
alcanzamos entrar. Es que hay disparos fuertes.
Entonces todos
empezaron a unirse en el Duin y ahí cayeron los pequeños
propietarios. Los tomamos presos. Teníamos la cárcel en Ostula,
la cabecera. Y como te digo, todo se iba dando, pues, gracias a
Dios. Todo se vino dando bien y nosotros les respetamos los
derechos humanos a ellos también. No los tratamos como animales,
como muchos de ellos tratan a nosotros, tratando de humillarnos,
pisotearnos, ofendernos.
Entonces ese día
después de todo eso, ya el día siguiente nos conectamos y
empezamos a tener negociaciones con gobierno, todo eso. Querían
ellos que nos saliéramos fuera, pero nosotros dijimos: Si tienen
ganas de venir a negociar, vengan aquí en el paraje, en el lugar
del conflicto.
Para eso también
la carretera la teníamos sitiada. Estaba sitiada toda la
carretera, todo lo que es la comunidad. Y así se empezó a meter
revisión, carro por carro. Me acuerdo que esa vez pasó uno de
Gobernación que iba hacia Colima. Iba un Secretario del Gobierno
y que se nos vuela un retén. Pero estaba el otro retén que lo
alcanzó detener. Y estaban enojados. Sacaron su charola y dijeron: “Nosotros somos
del gobierno. Mira esto y esto y esto”. Nosotros dijimos, “Mira,
éste es el gobierno de la comunidad”.
––No, que la
comunidad, que…
––Sabes qué?
Abájate.
Y también se le
aplicó, como a ellos muchas veces no se le aplican.
Y de esa forma,
fuimos cada vez más. Y llegó gobierno de la Marina, del
Ejército. También les dijimos, “¿Saben qué, compañeros, nosotros
nos encontramos en lucha aquí en cuestiones agrarias. Ustedes,
¿con quién están? Ustedes están para defender a nuestro pueblo.
Para vigilar el bienestar y la paz en nuestro pueblo. Pero ¿si
ya están todos vendidos, todos sucios y manchados? Pero si
quieren entrar, éntrenle. Pero eso sí lo que ocurra de ahí en
adelante ya queda a consecuencia de ustedes, es problema de
ustedes”.
Y ellos dijeron,
“¿Saben qué? Mejor nos retiramos. Nada más venimos a ver y mejor
nos vamos a retirar. Ya vimos que todo está bien, que no hay
problema”.
Y ya de ahí
empezamos a tener las bajas. Empezamos a tener las bajas con
compañeros. Hasta ahora llevamos cerca de 28 y hasta ahí le paro
porque se me acabó el tiempo. Gracias.
Audio: Testimonio
de Pedro
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