Anticapitalistas en la Otra

Anticapitalistas en la Sexta es un espacio de discusión y organización política de carácter anticapitalista e internacionalista, que busca enlazar las luchas y fortalecer la unidad de las y los trabajadoras de la Ciudad, el Campo, el Mar y el Aire, y del resto de l@s explotad@s por el sistema capitalista para avanzar en la construcción de un Programa Nacional de Lucha y su Plan de Insurrección. Como segundo propósito buscamos difundir las luchas, denuncias y actividades de los adherentes a La Sexta en el país y el mundo, y también de todos aquellos que que sin ser parte de La Sexta se encuentren abajo y a la izquierda.

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Video del mes: Palabras del mes: Es preciso no olvidar que en virtud y por efecto de la solidaridad del proletariado, la emancipación del obrero no puede lograrse si no se realiza a la vez la liberación del campesino. De no ser así, la burguesía podría poner estas dos fuerzas, la una frente a la otra, y aprovecharse, por ejemplo, de la ignorancia de los campesinos para combatir y refrenar los justos impulsos de los trabajadores citadinos; del mismo modo que, si el caso se ofrece, podrá utilizar a los obreros poco conscientes y lanzarlos contra sus hermanos del campo. CARTA DE EMILIANO ZAPATA A GENARO AMEZCUA Tlaltizapán, Febrero 14, 1918

Firma en contra de la reactivación del proyecto de despojo en Atenco

domingo, 8 de agosto de 2010

La Otra Campana...(6) ¿Construcción de un nuevo partido?

Aquí la siguiente entrega del texto La Otra Campaña Zapatista y su perspectiva anticapitalista: México 2010

(6) ¿Construcción de un nuevo partido?

Entre estos sectores, actores y grupos que se empezaron a reclamar como depositarios del potencial, o encomendados con la tarea histórica de destruir al régimen autoritario, se encontraban desde luego las Fuerzas de Liberación Nacional, semilla del actual EZLN. Las FLN surgieron justo cuando el Estado mexicano, manchadas sus manos todavía con la sangre fresca derramada en la Plaza de Tlaltelolco, optaba por ofrecer dos únicas salidas para los que cuestionasen su legitimidad o se atreviesen a denunciar su carácter de dictadura de clase: la cooptación bajo la entrada a la Apertura Democrática (Echeverría o el fascismo diría cínicamente en su momento el escritor Carlos Fuentes), o el exterminio físico de la guerra sucia (torturas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, en el mejor de los casos años de cárcel o el exilio).
Bajo el pretexto del combate a los terroristas, subversivos, comunistas y guerrilleros, toda la década de los setenta y buena parte de los ochenta, teñiría aún más de púrpura hemático el escudo tricolor del partido en el poder y la bandera del Estado Mexicano en su conjunto. En un juego perverso se combatía con plomo a los comunistas, ateos y subversivos y se abrían canales de compraventa, -más que de institucionalización- para la izquierda, cuya incorporación paulatina al régimen de la revolución daría un poco mas de aliento a este. }
No fue sino hasta la década de los ochenta, con la desaparición del partido estalinista autodenominado Comunista Mexicano, que se utulizarían de lleno los cauces de la reforma política electoral, emergiendo o registrándose diversos partidos reconocidos como de izquierda y plantados en la legalidad: el Partido Mexicano de los Trabajadores, el Socialista de los Trabajadores, el Socialista Unificado de México (PSUM), el Mexicano Socialista. Así como grupos menores como el MAP (mapaches), Punto Crítico, el MPR y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Esta izquierda mexicana de los ochenta, finalmente confluiría (orgánica o ideológicamente, por acción, omisión o complicidad abierta) en la formación del Partido de la Revolución Democrática, a quien el propio EZLN reconocería durante buen tiempo como la única opción política de izquierda en México:

La renuncia del ingeniero Cárdenas a la lucha electoral por la presidencia, y su suma a la campaña de Vicente Fox, no significarían sólo la renuncia de una persona y la suma de su votación a la del candidato de la alianza por el cambio. Significarían también la desaparición de una opción electoral de izquierda en la lucha por la presidencia. No ignoramos que hay un debate sobre si cárdenas y el PRD son de izquierda. Nosotros pensamos que aún son parte de la izquierda, con todos los matices y críticas que se puedan proponer, y señalando -e insistiendo- que la izquierda política es más amplia que el cardenismo, y, por supuesto, que el perredismo.
Eliminada la izquierda del espectro electoral, es decir, de una vía pacífica de cambio político, ¿qué opción queda para millones de mexicanos que tienen la esperanza y el esfuerzo apostados al cambio social profundo? ¿La abstención? ¿La guerrilla?
(…)
La campaña del ingeniero Cárdenas es algo más que una campaña por la silla presidencial. Es, para millones de mexicanos y mexicanas, el argumento de que se puede ser de izquierda y luchar por los cambios sin tener que irse a la clandestinidad, a la ilegalidad, a la lucha armada.
La renuncia del ingeniero Cárdenas a la lucha electoral significaría la renuncia (al menos en lo inmediato) de la izquierda partidaria e institucional al cambio pacífico y electoral." (De EZLN; Sobre el próximo proceso electoral. 19 de junio de 2000. En Palabra Zapatista : http://palabra.ezln.org.mx/ )

¿Por qué el neozapatismo, que durante casi una década completa delegó en el PRD el titulo de la izquierda política en México, con la SDSL lo reclamaba para sí y se lo retiraba a su aliado de años? Hablarle a la izquierda (así sea a la izquierda de abajo), como ocurrió en el caso del EZLN a partir de la SDSL, no precisamente es recurrir a un referente o interlocutor mucho más definido que la Sociedad Civil. El cambio de interlocutor conlleva a veces un consecuente cambio de estrategia o al menos de táctica: se llama a los de abajo y a la izquierda, ya no a luchar contra el neoliberalismo (y por la humanidad), sino contra el capitalismo, con otra forma de hacer política, desde abajo y a la izquierda.

¿Qué se pretende? ¿A quién se trata de reunir y para qué? Podríamos pensar que ha operado un cambio en la estrategia zapatista de larga duración, que de apostar la Liberación Nacional pasaría entonces y de improviso a tomar su lugar en la lucha internacional por la superación del capitalismo. Y en parte así pudiera ser, pero esta emergencia mundial de movimientos y organizaciones que asumen la definición anti capitalista (1) , dista con mucho de poder definirse automáticamente como revolucionaria, en los términos de buscar avanzar hacia una revolución comunista mundial, UNICA perspectiva de clase, con viabilidad histórica y base material para la construcción de una nueva sociedad, sin explotados ni explotadores, sin propiedad privada de los medios de producción, sin clases sociales ni dominación política, y sin separación trabajo abstracto-trabajo concreto.

Si el neozapatismo no se plantea la revolución proletaria, es algo que esta más que visto, pues su discurso cargado de nacionalismo y en momentos de lamentaciones por la fragmentación que de los Estados ha operado bajo la globalización neoliberal, corre en sentido contrario de acuerpar al contingente proletario en su reconocimiento consciente como clase mundial, dando el paso hacia su organización política y su constitución en partido en pos de la toma del poder y destrucción de todos los estados capitalistas.

Más bien, al llamar a una parte (2) de la izquierda a organizarse en su entorno (bajo la bandera de un nuevo Constituyente y un Programa Nacional de Lucha) restringe el campo de acción de quienes se han acuerpado incondicionalmente en la Otra Campaña, al marco de la disputa por la Nación.

Un tanto especulando, pudiéramos suponer que la estrategia del neozapatismo a partir de la SDSL, se ubica en la tendencia de las distintas organizaciones que plantean la pelea por la HEGEMONÍA de un bloque social específico (bloque histórico, diría Antonio Gramsci), en una variante <> de la tradición marxista hacia la construcción de "las condiciones" para avanzar al socialismo. Como señala Gilberto López y Rivas:

"El Estado nacional cohesiona e integra formalmente a todas las clases de la sociedad, diluyendo los conflictos interclasistas que en el interior de las naciones se desarrollan.
(…)
En el Estado nacional contemporáneo, los conflictos económicos, sociales y culturales se pretenden resolver a través de mecanismos democráticos formales que de ninguna manera han podido superar las contradicciones elementales del sistema capitalista. De hecho, para muchas izquierdas, las disputas formales (llamémoslas electorales) han moderado, en el mejor de los casos, las reivindicaciones históricas de justicia, equidad y democracia social, cuando no han sido olímpicamente ignoradas en aras de un pragmatismo basado sólo en la alternancia en el gobierno.
(…)
Así pues, las limitaciones para la democratización e integración internas de la nación no pueden ser superadas en los marcos del capitalismo. La realización de la unidad nacional tarde o temprano se estrella contra la realidad de la dominación y de la explotación de clases. Ante estos obstáculos, el desarrollo nacional sólo puede ser consumado por un movimiento de base, popular, democrático y anticapitalista. En buena medida, los partidos políticos de izquierda en México han contribuido a la formación de un movimiento con estas características. El EZLN también ha participado sustancialmente en la construcción de la nación-pueblo. La nación-pueblo, por lo tanto, expresaría el desplazamiento político de la hegemonía nacional capitalista (actualmente ejercida por su fracción financiera) hacia una caracterizada por el consenso y la voluntad nacional-populares, elementos centrales de un concepto de democracia sin sesgos de dominación." (En Gilberto López y Rivas: La izquierda en México: problemas y perspectivas.)

El problema es que esta realización de la unidad nacional, bajo una estrategia anticapitalista, no tiene nada que ver con una estrategia revolucionaria, en el sentido que por ejemplo, lo pudo haber tenido la Comuna de París, como señala Marx:


"No se trataba (con el régimen comunal) de destruir la unidad de la nación, sino por el contrario, de organizarla bajo un régimen comunal, convirtiéndola en una realidad al destruir el poder del Estado, que pretendía ser la encarnación de aquella unidad, independiente y situado por encima de la nación misma, de la cual no era más que una excrecencia parasitaria." (Carl Marx en La Guerra Civil en Francia. Ediciones en lenguas extranjeras. Pekín 1978.)

Al contrario, la convocatoria para organizarse abajo y a la izquierda, que hace el neozapatismo en su Sexta Declaración de la Selva Lacandona, ubica la lucha anticapitalista en la disputa por la Nación y no en la lucha de clases, es decir la ubica en la abstracción misma, en la “superestructura” y no en la acción de los productores libremente asociados. Y por consiguiente se trata de una lucha que finalmente disuelve el potencial subjetivo revolucionario en el Estado. Muy a pesar de planteamientos como el citado de López y Rivas, pues el campo de la "Nación – Pueblo" que aparece según él como espacio alternativo, en realidad no puede sino estar constreñido por el del propio estado, pues bajo el capitalismo tanto la Nación como el Pueblo pueden funcionar únicamente como estructuras ideológicas sometidas en el torbellino de la sociedad separada en clases. Hablar del pueblo como sujeto anti-estatal, precursor de un modelo de nación alternativo, no capitalista, no pasa de ser un despropósito cuando no una mistificación perversa.

Más allá: el hecho de que no haya viabilidad alguna en avanzar hacia la constitución de una organización o movimiento político revolucionario partiendo de las premisas nacional-anticapitalistas de la SDSL y la Otra Campaña, no implica que el EZLN esté desdeñando por completo la idea de darle cierta organicidad a este destacamento de colectivos, organizaciones sociales y políticas, pueblos indios y demás conglomerado civil agrupado en su entorno, o en torno del llamado programático de la Sexta, según como se quiera ver.

Todas las iniciativas anteriores del neozapatismo han tenido si no el propósito por lo menos la consecuencia, de acuerpar orgánicamente (a corto, mediano o largo plazo) a distintos sectores, actores políticos, clases y facciones de clase. Esto muy a pesar de que el EZLN ha insistido permanentemente en que no le interesa constituirse en vanguardia.(3) Ya tempranamente, desde 1994, el EZLN logró que se unieran sectores del perredismo, intelectuales afines a este, trotskistas, maoístas, organizaciones “populares”, estudiantiles, campesinas e indígenas bajo la bandera de “un nuevo constituyente” enarbolada por la Convención Nacional Democrática (CND). Poco antes que esta, surgió la Coordinadora Nacional de Acción Cívica para la Liberación Nacional (CONAC-LN), organismo al cual, en su efímera vida, el EZLN asignó algunas tareas y reconoció ampliamente el trabajo de sus bases. Luego en 1996-97 se constituyó el Frente Zapatista de Liberación Nacional, con principios políticos claros y una estructura (piramidal, basada en comités y dirigida por cuadros medios y una dirección casi unipersonal en la cúspide) que se mantuvo hasta su disolución. Desde entonces, también se conformaron coordinaciones más o menos amplias cada vez que el EZLN necesitaba el apoyo para organizar diversas consultas nacionales. Fue también en gran parte gracias a la convocatoria zapatista que nació el Congreso Nacional Indígena, que hasta la fecha se mantiene y con cual el EZLN mantiene una importante interlocución.

La Sexta Declaración es en buena medida continuidad de los esfuerzos continuos del EZLN por hacerse de una interlocución social , y una representación política (que no necesariamente una voz) más allá de la que le da su limitado caminar militar y clandestino. Hasta ahora, salvo la iniciativa de constitución del FZLN, esa representación se había dado mas bien por medio de distintos intentos de hacerse oír encontrando una suerte de resonancia en otros actores políticos, sin que esto significara la constitución de un organismo que los fundiese con el zapatismo armado. Sin embargo, - al menos potencialmente, en germen- también desde la Sexta y la Otra, se abonó de parte del zapatismo a la apuesta por dotarse de un brazo civil, sea de masas o de cuadros y -cosa que quizá todavía no se descarte-, de constituir una organización única en el futuro:

(…)Una nueva etapa del zapatismo civil inicia. Ahora haremos, con aquellas personas que con la actitud y el trabajo demuestren que así lo quieren, una nueva organización política zapatista, civil y pacífica, anticapitalista y de izquierda, que no luche por el poder y que se empeñe en construir una nueva forma de hacer política. Es decir, el mismo destino hacia el que anduvimos hasta ahora por caminos paralelos.
(…)Esta nueva organización nacerá dirigida directamente por la Comisión Sexta del EZLN, se ingresará a ella sólo a invitación expresa, y será particularmente estricta en que se cumplan los principios zapatistas, imponiendo siempre la ética sobre consideraciones pragmáticas.
(…) Con esta organización, la Comisión Sexta del EZLN trazará la forma y pintará el color zapatista en el bordado multicolor de la “otra campaña”. (Comunicado del EZLN sobre la disolución del FZLN. 20 de noviembre del 2005 tomado de http://cedoz.org/site)

Han pasado cinco años de este anuncio. Quizá esta nueva organización ya se haya formado o se esté formando, no lo sabemos. Pues difícilmente una organización clandestina que se allega de militantes o activistas civiles a los que expresamente avisa que habrá de dirigir, los expone abiertamente a la represión policiaca. Quizá, al contrario, la Confederación de Organizaciones Políticas Anticapitalistas de Izquierda (COPAI) haya sido el germen fallido de este intento y el EZLN haya renunciado ya –al menos temporalmente-, a formar el nuevo agrupamiento. O puede ser que los reconvertidos cuadros del ex FZLN, más algunos de los nuevos simpatizantes subordinados (que no faltan los voluntarios) de nuevos colectivos y organizaciones agregados a la Otra Campaña, estén siguiendo ya las directrices de la Comisión Sexta y conserven su identidad autónoma para cubrir las apariencias.
Lo que queda claro es que el EZLN –como no lo hicieron las FLN- no ha renunciado ni renunciará a construir su Partido Político. No se trata de una fuerza electoral, incluso puede concederse que no se tratará de una organización que luche por el poder del estado. Tampoco será – porque no puede serlo-, la organización política del proletariado en clase en el sentido marxista, ni el partido de vanguardia en la primitiva idea leninista.(4) Pero sí una organización política (de hecho el EZLN ya lo es) que tome partido en el escenario de la lucha de clases, tanto en el plano nacional como en el mundial.
(CONTINUARÁ…)

NOTAS:
(1)
Quizá el más importante proceso paralelo a la iniciativa zapatista de La Otra Campaña, sea la constitución del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) en Francia, que agrupa a miles bajo la bandera del altermundismo político y cuya principal figura, el empleado postal Oliver Besancenot, incluso ha concurrido al Festival Mundial de la Digna Rabia auspiciado por el zapatismo.
(2) Decimos que a una parte porque al ser la Otra Campaña una iniciativa civil y pacífica, se está descartando -al menos formalmente- a los grupos políticos militares, que también pudieran reclamarse de izquierda, así como a la izquierda electoral -si la hubiera-, pues la SDSDL no contempla la lucha por el poder dentro del Estado.
(3) A este respecto es memorable el dislate comunicativo del Subcomandante Marcos cuando, en intercambio epistolar con diversos sectores de la sociedad civil y la izquierda nacionalista vasca, espetó un “Me cago en las vanguardias revolucionarias” dirigido a la organización Euzkadi Ta Askatazuna (Patria Vasca y Libertad).
(4) Aunque el EZLN hace énfasis en que a la nueva organización se entrará solo por llamado expreso del mismo y dejando de lado el pragmatismo en aras de anteponer los principios y la ética, los hechos pudieron haber ido en sentido contrario cuando al fundar la (¿extinta?) COPAI la Comisión Sexta se rodeó rodearse de burócratas, arrogantes o, en el mejor de los casos, de activistas dispuestos a seguir ciegamente las directrices del EZLN, aunque ahora provenientes de otras organizaciones además de los ex frentistas de siempre. Este agrupamiento, más que de individuos “capaces” o “experimentados”, como planteara Lenin en su idea sustitucionista del partido plasmada en el ¿Qué Hacer?, llegó a ser la congregación en torno al Delegado Zero , de alguna gente honesta acompañados de una junta de interesados.

Fuente: http://www.alertaproletarios.org/articulo.php?p=43&more=1&c=1

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