IV. ¿Se acelera el proceso?
De mayo a agosto del 2006 se realizaron un sinnúmero de movilizaciones por parte de los distintos grupos adherentes a la Otra, principalmente en México. El hecho pudiera interpretarse simplemente como una lógica reacción defensiva ante el golpe recibido. Pero detrás de esta situación se produjo un fenómeno muy interesante: se redefinieron posiciones, tendencias y se delinearon campos políticos, ideológicos y de acción al interior de La Otra. Hubo a partir de esta, no un avance avasallador que cimbrara al capitalismo, pero si la expresión de un cambio cualitativo. Desde nuestra perspectiva, se manifestó en el contexto de la Otra, una transformación en el campo de la subjetividad antisistémica, de la conciencia colectiva, transformación que venía gestándose bastante tiempo antes de la SDSL y que con esta, y los hechos posteriores, dio visos de su importancia.
Luego de la movilización reactiva hacia Atenco el 5de mayo, se realizó en la Ciudad de México una movilización masiva hacia la residencia presidencial de Los Pinos el día 12, que reunió a cerca de treinta mil personas, una marcha el 26 de mayo, otra el 19 de junio y otra el 2 de junio, día de las elecciones.
Desde la primera asamblea realizada en el Auditorio Che, inmediatamente después de la represión en Atenco, salieron a flote en la discusión las posiciones políticas que habían hecho presencia desde los foros preparatorios y la asamblea plenaria convocados en la selva por el EZLN. Mismas posiciones que se habían hecho presentes también en el recorrido de la Comisión Sexta por el sur y centro de la república. En dicha reunión, donde se contó con la presencia de asistentes de 17 estados, por un lado se expresó una postura oportunista, levantada por varias organizaciones, entonces todavía adherentes, todas ellas del bloque ideológico del llamado Poder Popular, que proponían a la Otra Campaña entrar en un receso y sumar sus fuerzas a las de otros referentes nacionales para construir un frente amplio en contra de la represión, pues, decían, de otra manera no podría lograrse la liberación de los presos detenidos en Atenco.
Cuando los populistas hablaban de unirnos a otros referentes”, indirectamente sugerían que La Otra se aliara, o que de plano pusiera sus fuerzas detrás de grupos como el llamado Diálogo Nacional, que agrupaba al Frente Sindical Mexicano y a la UNT, como la Promotora por la Unidad Nacional en Contra del Neoliberalismo (frente de organizaciones sociales corporativas y partidos “leninistas” de toda laya, dirigido por los estalinistas tendencia albanesa del Frente Popular Revolucionario-Partido Comunista de México). De hecho, para entonces, el Diálogo y la Promotora ya se habían unido poco antes para conformar el Frente Social, Sindical, Campesino, Indígena y Popular, vulgarmente conocido como Frentote, donde además concurrían algunas de las direcciones campesinas “independientes”. Tanto el Frentote, como la Promotora y el Diálogo nacional, renunciaban a levantar una política de independencia de clase (pues en los hechos eran frentes populares de contención de clase), así como un programa propio, y su tendencia (confirmada pocos meses después) era hacia poner al movimiento social detrás del movimiento electoral lopezobradorista, y detrás del régimen partidocrático burgués.
La Otra Campaña no cayó en la trampa y fueron rechazadas por la mayoría de asistentes a sus asambleas las posiciones oportunistas y liquidacionistas, de quienes a partir de entonces se les conocería como “los amarillos”, por su afinidad inconfesa con el perredismo.(1) Contrario a su “política de alianzas amplias”, se acordó mantener la identidad y organización de La Otra, que fuera esta quien definiera sus propias acciones y que invitara a todos a sumarse a ellas.
El hecho se repitió semanas después al realizarse una primer Asamblea nacional Estudiantil, de adherentes a la SDSL, también participación del SCI Marcos. Ahí los colectivos mas pequeños derrotaron la política de <
El rechazo y denuncia de los “amarillos” y de quienes proponían la alianza con éstos, fue el primer gran proceso de definición que ocurrió en la Otra Campaña. Con ello, no sólo se pudo levantar entonces una lucha independiente por la liberación de los apresados en Atenco (3) , sino que se zanjó un primer límite respecto a la participación de la Otra campaña en la coyuntura electoral, rechazando que se pusieran sus fuerzas al servicio del perredismo.
Previo a las elecciones del 2 julio, se realizaron -el 29 de mayo primero y los días 30 de junio y 1º de julio después- dos nuevas asambleas en un cine rentado ubicado en el Distrito Federal. Ahí asistieron –entonces sí- adherentes de todos los estados del país.
Entonces se discutió la manera en que La Otra se movilizaría durante la jornada electoral. Varios colectivos propusimos el boicot (que no sabotaje) al proceso. Sin embargo prevaleció la posición del Subcomandante Marcos, o sea del EZLN que se resumía en la siguiente frase: “votes o no votes organízate”. En los hechos, aunque llamaba a hacer la denuncia formal del capitalismo, la política zapatista ante el proceso electoral planteaba un retroceso, al impedir que se hiciese el señalamiento claro del carácter de la democracia capitalista. Se acordó realizar un manifiesto con el cual se irrumpiera demandando la libertad y justicia para los preso políticos de Atenco, y además se planteara ante la población una alternativa en los aspectos económico, político, cultural e ideológico, llamándola a luchar contra el capitalismo, a diferencia de lo que venían haciendo los partidos políticos. En realidad pese a lo que argumentó Marcos entonces, se eludía por parte del zapatismo hacer una denuncia clara de cómo la dominación política ( del sistema capitalista) era afianzada a través de las elecciones. Lejos de ello, se fortalecía con dicha pasividad una especie de ilusión en que, si luchábamos contra el capitalismo, la democracia electoral podría ser diferente en el futuro. A partir de entonces iban quedando claro los límites de la política zapatista, política que desde luego sería (aun a pesar de los propios zapatista si se quiere), la que marcaría la pauta a seguir en la Otra Campaña.
Una confirmación de dicha tendencia a contener los impulsos anti sistémicos que cuestionaran la línea política militar estratégica del neozapatismo, vendría a ser el congelamiento por tiempo indefinido de la toma de definiciones políticas para la Otra Campaña.
Como recordaremos, producto de la primera Plenaria Nacional realizada pocos meses antes del arranque del recorrido de la Comisión Sexta por el país, se acordó enviar a la discusión de todos los adherentes a la SDSL seis puntos a debate. El resultado de esta discusión ampliada posibilitaría a La Otra definir mejor su perfil. Para tal efecto se organizó –a instancias del EZLN- una Consulta Nacional en la que pudieran expresarse y ser escuchados el mayor número posible de adherentes, sino es que todos. El EZLN sistematizaría los resultados y presentaría su propia posición al respecto.
Sin embargo, no bien se hubo consultado a un número significativo de personas, familias, organizaciones y colectivos, la discusión nunca se continuó, al menos al momento de escribir esto, casi cuatro años después del arranque de La Otra y tres de la consulta, el EZLN había guardado un silencio sepulcral al respecto. Sin embargo los datos arrojados en un primer corte(4) parcial, y que fueron dados a conocer públicamente, muestran tendencias que hacen pensar en el porqué el EZLN no dio continuidad a dicho proceso.
Por ejemplo: habiéndose recibido 299 cuestionarios contestados por quienes optaron por expresarse bajo ese formato, y un total de 1069 opiniones en general (formato libre), 41 (de 85 posturas revisadas) se expresaron por una estructura horizontal, y solo 7 porque esta fuera vertical o bien coordinada por el EZLN o su Comisión Sexta. En otro aspecto, 32 de 85 se manifestaron porque a La Otra no estuvieran convocados quienes participaran en un partido político o en el ámbito electoral. Siendo el EZLN una organización política militar, acostumbrada a una toma de decisiones jerárquica es decir vertical, con el antecedente de venir de una organización en la que la obediencia, el silencio de los subordinados ante los mandos y el sacrificio eran el fundamento de su mística militante; y siendo algunos de los aliados del EZLN (como Uníos), parte del sistema político estatal, ¿convenía al zapatismo dar continuidad a un proceso de discusión que al parecer arrojaba resultados distintos a los que éste hubiera podido esperar? ¿O era preferible olvidarse de consultar a esta gente y asumir por la vía de los hechos la conducción de La Otra? Que el lector responda y arriesgue a dar sus propias conclusiones.
Luego de consumado el fraude electoral, el EZLN consideró en su balance que se adelantaban de algún modo los tiempos para el avance de la otra, pues al no haber llegado AMLO a la presidencia (como se preveía), era posible –y necesario- enfrentar a quien ahora se afianzaba en el poder: lo que se había previsto como un movimiento a largo plazo (quizá diez o veinte años), podría tal vez anticiparse. Sin embargo, ocurrió lo contrario: la presión militar y paramilitar, tanto del gobierno federal como estatal, tanto por grupos priístas como perredistas, obligó al zapatismo a detener indefinidamente la continuación de La Otra. Únicamente hubo oportunidad de concluir el recorrido del Delegado Zero por el resto del país (recorrido que había quedado pendiente con los hechos del 3 y 4) y participar en algunas otras actividades. Pero el siguiente viaje, programado para octubre y noviembre de 2007 se tuvo que suspender inevitablemente.(5) se suponía que ahí se recogerían las aportaciones de los adherentes para el Programa Nacional de Lucha. (Continuará…)
Notas:
(1) Amarillos era originalmente el modo como se designaba a los integrantes del Frente Popular Francisco Villa Siglo XXI, (filial urbana del PRD en el DF, donde acarrean a solicitantes de vivienda en Iztapalapa, ocupan predios irregulares para su construcciòn y organizan una cooperativa de taxistas, los llamados “Panteras”) , para distinguirlos del FPFV- Independiente, adherente a la SDSL y sin membrecía partidaria.
(2) Quienes defendieron la alianza con los <
(3)Aunque pronto el FPDT se alejaría en los hechos de La Otra, buscando alianzas con Sindicatos, personalidades y algunos intelectuales progresistas, situación que prevalece a la fecha.
(4) Consulta Interna sobre las definiciones de la Otra Campaña, informe del 20 de diciembre del 2006.
(5) Además de la presión contra las comunidades zapatistas, se añadió el elemento de la desaparición en mayo de 2007, de dos militantes del EPR: Raymundo Rivera y Edmundo Reyes Amaya. El grupo armado respondió con una serie de atentados de gran potencia contra instalaciones petroleras en diversos estados, lo que enrarecía aun más el clima político y podía ser utilizado como pretexto por el estado para una agresión contra los zapatistas si estos salían de nuevo.
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